Para que Nuestra Señora vuelva a reinar en las almas y sobre el género humano, es necesario que cada devoto de Ella tenga nostalgia de las épocas Católicas en que brilló la plenitud de la Realeza Mariana; que tenga, sobre todo, esperanza de una Nueva Era Católica que vendrá, de aquel Reino de María profetizado y descrito por San Luis Grignión en las páginas de su Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen, en que todos los corazones y toda la Civilización de buen grado estarán sometidos al dulce imperio de la Madre de Dios...
"Serán los Apóstoles auténticos de los Últimos Tiempos. A quienes el Señor de los Ejércitos dará la palabra y la fuerza necesarias para realizar maravillas y ganar gloriosos despojos sobre sus enemigos... Caminando sobre las huellas de su pobreza, humildad, desprecio de lo mundano y caridad evangélica, enseñarán la senda estrecha de Dios en la pura verdad, conforme al Evangelio y no a los códigos mundanos, sin inquietarse por nada ni hacer acepción de personas, sin dar oídos ni escuchar ni temer a ningún mortal por poderoso que sea. Llevarán en la boca la espada de dos filos de la Palabra de Dios, sobre sus hombros el estandarte ensangrentado de la cruz, en la mano derecha el crucifijo, el Rosario en la izquierda, los sagrados nombres de Jesús y María en el corazón y en toda su conducta la modestia y mortificación de Jesucristo..."
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