"El acto de fe no termina en las palabras
o expresiones sino en la realidad"
Santo Tomás de Aquino
Summa Theologiae, II II, 1, 2, ad 2
Mantener la errónea idea que el Papa siempre tiene la razón, simplemente porque él es el Papa, es caer en un clericalismo extremo y absurdo, además de ser síntoma inequívoco de ignorancia y desconocimiento de la Fe Católica; hoy, cualquiera que disienta u opine en contra de cualquier hecho relacionado con el actual "Papa" Bergoglio, es automáticamente sospechoso de ser cismático, hereje... esos falsos cristianos prefieren el sentimentalismo a la Fe, la mentira cómoda a la Verdad exigente. El populacho, como en el patio de Herodes, elige de nuevo la perfidia de Barrabás antes que aceptar la inocencia de Jesús.
Los Católicos debemos salvaguardar la integridad de la Fe, obligación grave que pertenece a cada uno de los fieles y no solo a los que tienen poder de gobierno. Además, el que guarda silencio frente al error es repulsivo para Dios e indigno de la salvación eterna. Estas son lecciones importantes para el "clero" progresista y los laicos de nuestros días.
"...en muchos países el Catolicismo es atacado abiertamente o intervenido en secreto, concediéndose total impunidad a las doctrinas más perniciosas; en tan malas circunstancias, por tanto, cada uno está obligado en conciencia a velar por sí mismo, haciendo todos los medios posibles para preservar la Fe inviolable en el fondo de su alma, evitando todo riesgo y armándose en todo momento, especialmente contra los diversos sofismas engañosos abundan entre los no creyentes.
Para salvaguardar esta virtud de la fe en su integridad, declaramos muy provechoso y acorde con las exigencias de la época, que cada uno, según la medida de su capacidad e inteligencia, haga un estudio profundo de la Doctrina Cristiana e imbuya en su mente un conocimiento tan perfecto como sea posible de aquellos asuntos que están entrelazados con la Religión y se encuentran dentro del alcance de la razón. Y como es necesario que la Fe no sólo permanezca intacta en el alma, sino que crezca con un aumento siempre minucioso, la súplica suplicante y humilde de los Apóstoles debe dirigirse constantemente a Dios: "Aumenta nuestra fe..."
Papa León XIII
Encíclica Sapientiae Christianae, 10 de Enero de 1890
"...los Romanos Pontífices claramente no deben ser considerados entre el Pueblo Cristiano como profetas que proclaman una nueva revelación recibida de Dios; tampoco es necesario que sean aprobados como santos e impecables..."
Monseñor Joseph Caixal y Estradè (*)
(*) Obispo de Urgel, Co-Príncipe de Andorra y Vicario General Castrense de las Tropas Carlistas. Murió pobre, exiliado en Roma en Agosto de 1879. Para conocer más sobre la obra del Obispo Caixal recomendamos visitar el artículo que nuestros Hermanos de Radio Spada publicaron sobre este gran Apóstol de la Verdad Católica.
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