viernes, 26 de marzo de 2021

CONTEMPLA MIS DOLORES Y COMPADÉCETE CUANTO PUEDAS...

  

               Jesucristo Mismo reveló a la Beata Verónica de Binasco, que Él se complace más que nos compadezcamos de su Madre que de Él mismo. Le dijo: "Hija Mía, mucho me agradan las lágrimas que se derraman por Mi Pasión; pero amando Yo con amor inmenso a Mi Madre María, me agrada más aún la meditación de los Dolores que Ella padeció en Mi Muerte." He aquí por qué son muy grandes las gracias prometidas por Jesús a los devotos de los Dolores de María.




               Nuestra Señora se dolió con Santa Brígida porque muy pocos tenían piedad de Ella y la mayor parte de Sus hijos vivían sin pensar en ellos: "Miro a todos los que están en la tierra, para ver si acaso hay alguien que me compadezca y medite sobre Mis Dolores, y encuentro muy pocos. Por eso, hija Mía, aunque muchos me olviden, tú, sin embargo no te olvides de Mí; contempla Mis Dolores y compadécete cuanto puedas.”  Por esta razón la Bienaventurada Virgen Misma apareció en el año 1239 al fundador del Orden de los Servitas, o Siervos de María, a pedirles instituir un orden religioso para conmemorar Sus Dolores; dicha Orden de los Servitas sería la principal propagadora, por Europa y el Nuevo Mundo, de extender entre los fieles Católicos el Misterio de los Dolores Corredentores de María. 

              En la Pascua de 1911, la Mística y Vidente belga Berta Petit recibió de Nuestro Señor la siguiente revelación:  "...es necesario, y Yo lo quiero, que se reconozca y se comprenda también el derecho que Mi Madre tiene a un Título de Justicia, que merece por la identificación a todos Mis Dolores, por Sus sufrimientos y sacrificios, y por Su inmolación en el Calvario aceptada en plena correspondencia a Mi Gracia y soportada por la salvación de la humanidad... Grande es Mi Madre, pero especialmente Su Corazón Martirizado y traspasado por la misma herida que el Mío.

               Haz amar al Corazón de Mi Madre traspasado por Dolores que despedazan el Mío. Es preciso pensar en Su Corazón, como piensas en el Mío… Vivir en ese Corazón, como quieres vivir en el Mío, darte a ese Corazón, como te das al Mío...  pido que la invocación: “CORAZÓN DOLOROSO E INMACULADO DE MARÍA, RUEGA POR NOSOTROS”, tal como Yo lo he dictado, sea aprobada y difundida en toda la Iglesia, como dirigida a Mi Corazón, y sea recitada por cada uno de Mis Sacerdotes después del Sacrificio de la Misa..."

               


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