jueves, 26 de marzo de 2020

EL DOLOROSO E INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, la Misión que el Cielo encomendó a Berta Petit




          Berta Francisca Mª Ghislaine Petit fue una gran Mística belga, un Alma Víctima por los Sacerdotes, y hasta ahora, poco conocida. Nació en Enghien, región de Valonia (Bélgica) el 23 de Enero de 1870. Sus Mensajes y Profecías, que anuncian sobre todo el Gran Reinado del Corazón Inmaculado de María, han tenido la aprobación de algunos Obispos belgas, entre otros el gran Cardenal Mercier.


          Desde su más tierna infancia, el Divino Maestro colmó a Berta de favores. A la edad de cuatro años tuvo la primera manifestación de la Santísima Virgen María, y poco después en la Capilla de las religiosas de la Unión del Sagrado Corazón vio abrirse el Tabernáculo y al Niño Jesús venir hacia ella, y haciendo una cruz en su frente le dijo:


           “Tú has de sufrir siempre, pero Yo estaré contigo”


          Siendo joven visitó la ciudad de Venecia, acompañada de su madre, en un viaje por Italia, y en la sacristía de la Catedral de San Marcos encontraron al entonces Cardenal Sarto (luego San Pío X), quien mirando a Berta con atención y signándola en la frente, le dijo estas palabras: “Oiga usted bien la Voz de Dios, hija mía, que Él tiene especiales designios sobre usted.”


           Durante cada Santa Misa, Berta rezaba por el celebrante: “Jesús mío, haz que Tus sacerdotes no Te dé aflicciones”. Sentía especial impulso de rezar por la Santidad Sacerdotal


          Cuando tenía diecisiete años, sus padres perdieron todo su patrimonio por una fianza; el 8 de Diciembre de 1888, su Director Espiritual dijo a Berta que su vocación no era la vida de religiosa de clausura, sino permanecer en casa y cuidar a sus padres. De mala gana la joven aceptó el sacrificio; pero le pidió a la Virgen ser Mediadora para que, en el lugar de su vocación religiosa, Jesús llamara un Sacerdote diligente y Santo. “¡Usted será atendida!”, —le confirmó el Director Espiritual.


          Lo que ella no podía prever, ocurrió 16 días después: Un joven jurista de 22 años, el Dr. Louis Decorsant, estaba rezando delante de una estatua de la Madre Dolorosa. Al improviso e inesperadamente, él tuvo la certeza que su vocación no era la de casarse con la joven que amaba y ejercer la profesión de escribano. Comprendió claramente que Dios lo llamaba al Sacerdocio. Esta llamada fue tan clara e insistente que él no titubeó ni siquiera por un instante en dejarlo todo. Después de los estudios en Roma, donde había completado su Doctorado, fue ordenado Sacerdote en 1893. 


ALMA VÍCTIMA POR LOS SACERDOTES

          Ese mismo año, en Navidad, Berta se ofreció a Dios como Alma Víctima por las almas de los Sacerdotes. Al mismo tiempo, el joven Sacerdote de 27 años celebraba la Santa Misa de Medianoche en un suburbio de París. Este hecho tiene su importancia porque a la misma hora, Berta, participando en la Santa Misa de Medianoche en otra Parroquia, prometió solemnemente al Señor: “Jesús, quisiera ser un holocausto para los Sacerdotes, para todos los Sacerdotes, pero en particular para el Sacerdote de mi vida”.

          Cuando fue expuesto el Santísimo, la joven vio al improviso una gran Cruz con Jesús y a Sus pies, la Virgen María y el Discípulo San Juan. Berta escuchó las siguientes palabras:


          “Tu sacrificio fue aceptado, tu súplica atendida. He aquí tu Sacerdote… Un día lo conocerás”


          Vio que los rasgos del rostro de San Juan habían asumido aquellos, de un Sacerdote para ella desconocido. Se trataba del Reverendo Decorsant, pero la Divina Providencia dispuso que no se conociesen hasta 1908, es decir quince años después, y Berta reconoció su rostro.


          No perdió tiempo en revelar al Padre Decorsant su Vida Espiritual y su Misión para la Consagración al Corazón Inmaculado y Doloroso de María. Él, por su parte, comprendió que esta alma preciosa le había sido confiada por Dios. Aceptó un lugar en Bélgica y se convirtió para Berta Petit en un santo Director Espiritual y en un apoyo incansable para la realización de su misión. 







ALIMENTADA DE LA SAGRADA EUCARISTÍA

          Desde los treinta y ocho años (1908)  hasta los setenta y tres no se alimentó más que con un café negro, que expulsaba una hora después. Solamente la Sagrada Comunión la sostenía:


          “Tu verdadero Alimento Soy Yo.” —le dijo en distintas ocasiones el Divino Maestro.


VISIÓN DE LOS SAGRADOS CORAZONES

          El 7 de Febrero de 1910, 
Berta es bendecida con una Visión: admira los Corazones de Jesús y de María enlazados; en la parte superior, la Paloma que simboliza al Espíritu Santo y de nuevo escucha la Voz de Jesús:


          «Piensa en el Corazón de Mi Madre como piensas en el Mío, vive en Su Corazón como quieres vivir en el Mío (…) Ese Amor será para ti y para el mundo Fuente de Gracias y traerá grandes bendiciones. Entrégate a Mi Amor. El deseo de Mi Corazón te será confiado.»


          Para la Pascua de 1911, Berta está en Roma. Otra vez le aparecen los Corazones de Jesús y de María, con el Espíritu Santo en la parte superior, y otra vez Jesús le habla:


          “El Corazón de Mi Madre tiene derecho al Título de ‘Doloroso’, y quiero que se anteponga al de ‘Inmaculado’, porque lo tiene bien merecido. La Iglesia reconoció en Mi Madre, lo que Yo Mismo Le di. Ahora es necesario, y YO lo quiero, que se reconozca y se comprenda también el derecho que Mi Madre tiene a un Título de Justicia, que merece por la identificación a todos Mis Dolores, por Sus sufrimientos y sacrificios, y por Su inmolación en el Calvario aceptada en plena correspondencia a Mi Gracia y soportada por la salvación de la humanidad.






          Es sobre todo, en esta correspondencia, donde Mi Madre fue grande y por eso pido que la invocación: “CORAZÓN DOLOROSO E INMACULADO DE MARÍA, RUEGA POR NOSOTROS”, tal como Yo lo he dictado, sea aprobada y difundida en toda la Iglesia, como dirigida a Mi Corazón, y sea recitada por cada uno de Mis Sacerdotes después del Sacrificio de la Misa. Ya he conseguido la Gracia y todavía obtendrá más aun. Esto que quiero, es consecuencia de lo que hice en el Calvario; dando a Mi Madre a Juan como hijo, ¿no le confié la maternidad dolorosa del mundo entero?


          Que los pueblos se vuelvan al Corazón Dolorido de Mi Madre. Que un mismo grito se levante de todos los corazones: “CORAZÓN DOLOROSO E INMACULADO DE MARÍA, RUEGA POR NOSOTROS”

         Esta devoción al Corazón Doloroso e Inmaculado, reanimará la Fe y la Esperanza en los corazones destrozados, y en las familias destruidas ayudará a reparar las ruinas, endulzará los dolores, será nueva fuerza para Mi Iglesia, llevando a las almas, no sólo la confianza en Mi Corazón, sino también en el Corazón Dolorido de Mi Madre.

          Grande es Mi Madre, pero especialmente Su Corazón Martirizado y traspasado por la misma herida que el Mío.

          Haz amar al Corazón de Mi Madre traspasado por Dolores que despedazan el Mío. Es preciso pensar en Su Corazón, como piensas en el Mío… Vivir en ese Corazón, como quieres vivir en el Mío, darte a ese Corazón, como te das al Mío.

          He manifestado los deseos de Mi Corazón respecto al de Mi Madre. Hazlo amar. Este amor, será para ti y para el mundo una Fuente de Gracias y atraerá grandes Bendiciones. Abandónate a Mi Amor.


SU MISIÓN EN LA TIERRA

         A Berta, en distintas ocasiones, le fue revelado que su misión en la Tierra consistiría en conseguir la Consagración Mundial al Corazón Doloroso e Inmaculado de María. Estos deseos fueron comunicados al entonces Papa Pío X. El Cardenal Mercier, de Malinas, aprobó la invocación “CORAZÓN DOLOROSO E INMACULADO DE MARÍA, RUEGA POR NOSOTROS” en 1911, y la indulgenció.

          Un día, Nuestro Señor le comunicó que esta Súplica al Doloroso e Inmaculado de María 
“Se propagará, mientras esperamos la exaltación de la Santa Iglesia y la renovación del mundo, que se lograrán por la Consagración del Mundo y de toda la humanidad al Corazón Dolorido de Inmaculado de María.”


LAS GUERRAS MUNDIALES Y EL DOLOROSO E INMACULADO CORAZÓN

          Berta asistió al Congreso Eucarístico de 1912 en Viena , presidido por el Emperador de Austria-Hungría . El 12 de Septiembre, inmediatamente después de recibir la Sagrada Comunión, recibió una profecía de que el heredero del Emperador sería asesinado, Archiduque Francisco Ferdinando de Austria fue asesinado el 28 de junio de 1914, en el conocido como atentado de Sarajevo. Después de estallar la Primera Guerra Mundial , Berta pudo viajar a Suiza el 18 de Julio de 1914, pero al no poder regresar a Bélgica, permaneció en Suiza hasta el fin de la contienda. 

          Su Director Espiritual, el Reverendo Decorsant pudo pasar un mensaje, a través del Cardenal Mercier , al recién elegido Papa Benedicto XV, quien en Mayo de 1915 envió una carta a todos los Obispos del mundo con una recomendación para buscar la intercesión del Doloroso e Inmaculado Corazón de María. El Cardenal Bourne, de Westminster se interesó especialmente en las revelaciones de Berta y dirigió varios actos de Consagración al Doloroso e Inmaculado Corazón de María en Inglaterra entre 1917 y 1919.




El Cardenal Mercier, amigo y propagador de la Devoción
al Doloroso e Inmaculado Corazón de María


ÚLTIMOS AÑOS Y MUERTE

          En 1919, Berta pudo por fin regresar a Bélgica; en el mismo año recibió varias Profecías acerca de futuros conflictos con naciones cada vez más divididas. En 1927, Berta se mudó a Uccle (Bruselas) cuando se hizo evidente que su residencia anterior a la guerra no podía ser restaurada. Entre 1919 y 1942, Berta tuvo revelaciones acerca de países tentados por el orgullo y el poder; Italia y Alemania fueron mencionadas por su nombre... El 24 de Enero de 1940, advirtió que Bélgica sería invadida con sorprendente rapidez, lo que sucedió el 10 de Mayo del mismo año.

          En 1943, Berta se volvió cada vez más frágil y se le administró el Sacramento de la Extremaunción el Domingo 21 de Marzo. Murió alrededor de las 6 de la tarde del Viernes 26 de Marzo, y durante tres días los peregrinos acudieron a su lecho de muerte para rezar cerca de su cuerpo. Fue enterrada en el cementerio de Louvignies, Henao.




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