"En tiempos críticos y angustiosos ha sido siempre el principal y solemne cuidado de los Católicos refugiarse bajo la Armadura de María y ampararse a Su maternal bondad; lo cual demuestra que la Iglesia Católica ha puesto siempre y con razón en la Madre de Dios toda su confianza.
En efecto, la Virgen, exenta de la mancha original, escogida para ser Madre de Dios y asociada por lo mismo a la Obra de la Salvación del género humano, goza cerca de Su Hijo de un favor y de un poder tan grande, que nunca han podido ni podrán obtenerlo igual ni los hombres ni los Ángeles."
Papa León XIII, Encíclica "Supremi apostolatus",
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