martes, 17 de marzo de 2020

"Todo lo puedo en Cristo que me fortalece", busquemos el auxilio de nuestro Ángel Custodio




Bendecid al Señor, vosotros Sus poderosos Ángeles 
que ejecutan Su Palabra obedeciendo Su voz 

(Salmo 103, vers. 20)


Oraciones especiales 
al Ángel Custodio de España


              En estas horas de forzada reclusión, de miedo ante una pandemia invisible, los Católicos debemos mantener la paz interior y mirar todo lo que está aconteciendo como una prueba más de la Misericordia de Dios, un momento que debemos aprovechar para adelantar en la Vida Espiritual. 

               No estamos solos: nos acompaña la mirada amorosa de la Virgen Santísima, la mejor Madre, que no desatiende a quien la busca con el corazón. También San José, Nuestro Padre y Señor, que es Custodio y Patrón de la Iglesia, y que así como defendió a Jesús y a María, será seguro Protector de sus devotos.

               Hoy Martes, que tradicionalmente hemos dedicado al Ángel Custodio, queremos pedir a nuestros amigos y lectores, la limosna de una oración al Ángel Custodio de España; que él interceda por esta tierra, bendecida por María en el Pilar de Zaragoza para animar la evangelización del Apóstol Santiago, regada por la Sangre de miles de Mártires, evangelizada por Santos Fundadores como Santo Domingo, Santa Teresa, San Ignacio... España, nación destinada a ser el trono del Sagrado Corazón de Jesús, desde donde Él mismo reinará "...y con más veneración que en otras partes", como Nuestro Señor prometiera al Padre Bernardo de Hoyos.

              No perdamos la esperanza... Él reinará, a pesar de todo y de todos; a nosotros nos toca rezar, desagraviar y luchar cada día, nuestra particular batalla, sin desaliento y teniendo como divisa aquella sentencia paulina "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece." (Filipenses, cap. 4, vers. 13)

               La existencia de los Ángeles está fuera de duda y siempre la Iglesia los veneró y difundió su culto. San Gregorio Magno llega a decir esta hipérbole: «En casi todas las páginas de las Sagradas Escrituras está contenida la existencia de los Ángeles». El Antiguo Testamento habla repetidas veces de su acción prodigiosa en favor de los hombres: Un Ángel avisa a Lot del peligro que corre Sodoma y el castigo que va a recibir esta ciudad. Un Ángel conforta a la criada de Abrahán, Agar, cuando es despedida y camina por el desierto. Un Ángel socorre al Profeta San Elías y le alimenta con pan y agua fresca por dos veces cuando huye de la persecución de la reina Jezabel. Un Ángel acompaña y colma de gracia al joven Tobías y a su padre y demás familiares. Casi todo el libro de Tobías está en torno al Arcángel San Rafael. También en el Nuevo Testamento aparece el Ángel liberando a Pedro de las cadenas y abriéndole la puerta de la cárcel...

               En las vidas de los Santos, tanto antiguos, como Santa Inés, tanto de la Edad Media, como San Francisco de Asís, y, modernos, como Santa Micaela del Santísimo Sacramento, Santa Gema Galgani y San Francisco de Sales... la presencia del Ángel de la Guarda en sus vidas es como algo inseparable. Mucho lo vivió también el Obispo Manuel Domingo y Sol, principal promotor del culto al Ángel Custodio de España.

               Desde que tenemos uso de razón en nuestros hogares cristianos se nos infunde la devoción al Ángel de nuestra Guarda y se nos recomienda que no demos oído al ángel malo que nos instigará al pecado y que tratemos de oír siempre al Ángel bueno que nos inspirará lo que hemos de hacer y hemos de evitar.




               Es Doctrina comúnmente admitida que, al nacer, el Señor ya nos señala un Ángel para nuestra custodia y que cada familia, cada pueblo, cada nación tienen su propio Ángel. El sabio Orígenes ya decía algo parecido en el siglo III: «Sí, cada uno de nosotros tenemos un Ángel que nos dirige, nos acompaña, nos gobierna, nos amonesta y presenta a Dios nuestras plegarias y buenas obras».

               Santo Tomás de Aquino dividió los Coros Angélicos en nueve categorías diferentes: «Los Serafines, Querubines y Tronos, forman la augusta corte de la Santísima Trinidad; las Dominaciones presiden el Gobierno del Universo; las Virtudes, la fijeza de las Leyes Naturales; las Potestades refrenan el poder de los demonios; los Principados tienen bajo su amparo a los Reinos y Naciones; lo Arcángeles defienden a las comunidades menores, y los Ángeles guardan a cada uno de los hombres».




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