sábado, 8 de octubre de 2022

SANTA BRÍGIDA DE SUECIA, la mujer que amonestó al Papa

   

               Santa Brígida nació en Upsala (Suecia), en el año 1303. Su familia materna estaba emparentada con la casa real sueca; su padre y abuelo eran jueces, como lo sería su hermano y después su esposo. Desde niña fue muy piadosa, así, su mayor gusto era escuchar a su madre mientras leía la Vida de los Santos.

               Cuando apenas tenía seis años ya tuvo su primera Revelación: la Virgen María se le manifestó visiblemente para invitarla a llevar una vida santa, totalmente del agrado de Dios.




               Desde ese momento, las apariciones celestiales serán frecuentísimas en su vida, hasta tal punto que Brígida llegó a creer que se trataba de alucinaciones o falsas imaginaciones, como en ocasiones hace creer el demonio.

               Cuando tenía 13 años asistió a un sermón de cuaresma, predicado por un famoso misionero; el santo sacerdote habló tan emocionantemente acerca de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, que Brígida quedó totalmente entusiasmada por nuestro Redentor. En adelante su devoción preferida será la de Jesucristo Crucificado.

               Un día rezando con todo fervor delante de un Crucifijo le dijo a Nuestro Señor: - ¿Quién te puso así? - y oyó que Cristo le decía: "Los que desprecian Mi Amor. Los que no le dan importancia al amor que yo les he tenido". Desde ese día se propuso hacer que todos los que trataran con ella amaran más la Pasión de Cristo.

              A pesar de los deseos de vivir sólo para Su Amado, el padre de Santa Brígida concertó su matrimonio con Ulf, hijo de otro gobernante; Brígida y su esposo tuvieron un matrimonio feliz que duró veintiocho años y que bendecido con ocho hijos: cuatro varones y cuatro mujeres, una de las cuales sería Santa Catalina de Suecia. 

              Santa Brígida era la dama principal de las que colaboraban con los Reyes de Suecia. Pero en el palacio se dio cuenta de que se gastaba mucho dinero en lujos y comilonas y se explotaba al pueblo. Quiso llamar la atención a los Monarcas, pero estos no le hicieron caso. Entonces pidió permiso y se fue con su esposo en peregrinación a Santiago de Compostela en España. En el viaje, su marido Ulf enfermó gravemente. Brígida, por lo mucho que lo amaba, oró por él y en un sueño se le apareció San Diosnisio a decirle que se le concedía la curación, pero a cambio tendría que llevara una vida santa. El marido curó y entró de religioso cisterciense y unos años después murió santamente en el convento.

              En una visión oyó que Jesús Crucificado le decía: "Yo en la vida sufrí pobreza, y tú tienes demasiados lujos y comodidades". Desde ese día, Santa Brígida dejó todos sus vestidos elegantes y empezó a vestir como la gente pobre. Ya nunca más durmió en camas muy cómodas, sino siempre sobre duras tablas; también fue muy generosa cuando se decidió a repartir todos los bienes entre los pobres, de manera que ella llegó a ser también muy pobre.

              Con su hija Santa Catalina de Suecia, se fue a Roma y allí estuvo catorce años, dedicada a la oración, a visitar y ayudar enfermos, a peregrinar devotamente muchos santuarios, y a dictar sus Revelaciones, que están contenidas en ocho tomos. Desde Roma escribió a muchas autoridades civiles y eclesiásticas y al mismo Sumo Pontífice (que en ese tiempo vivía en Avignon, Francia) corrigiendo muchos errores y repartiendo consejos sumamente provechosos. Sus avisos sirvieron para mejorar las costumbres y disminuir los vicios. Así, en una carta dirigida al entonces Papa Gregorio XI advierte al Pontífice que "en esa curia reinan la arrogancia, insaciable codicia y lujuria execrable. Es el más profundo abismo de una horrible simonía".

              Por inspiración del Cielo fundó la Comunidad de San Salvador. El rey de Suecia y Noruega, Magnus II Eriksson, donó para la nueva comunidad el castillo de Vadstena , con el fin de convertirlo en monasterio; sería este el principal convento. En pocos meses el convento se convirtió en el centro literario más importante de su nación en esos tiempos. La nueva Orden religiosa pronto llegaría a tener setenta conventos de monjas en toda Europa.

              Santa Brígida decidió visitar los Santos Lugares, aquellos mismo parajes donde vivió, predicó y murió Nuestro Señor Jesucristo, y allí mismo, la Mística sueca recibió continuas revelaciones acerca de cómo fue la Vida de Jesús. Las escribió en uno de los tomos de sus Revelaciones.

              Al volver de Jerusalén se sintió muy débil y el 23 de Julio del 1373, a la edad de 70 años, murió en Roma, rodeada por una gran fama de santidad, por eso no es de extrañar que fuera canonizada tan sólo dieciocho años, en 1391, por el Papa Bonifacio IX.



Yo conmuto tu sentencia 
por una de Misericordia


               Yo he creado todas las cosas por el bien de la humanidad y todo lo he puesto a su disposición. Y aún así, los seres humanos aman todo menos a mí y no aborrecen nada más que a mí. Les restituí la herencia que habían perdido por el pecado, pero ellos se han enajenado tanto y se han alejado tanto de la razón que, en lugar de la gloria eterna en la que están todos los bienes duraderos, prefieren la honra pasajera que es como espuma de mar, que aumenta un momento, como una montaña, y rápidamente se deshace en nada. Esposa mía, si no deseas nada más que a mí, si desprecias todo por mi bien –tanto hijos como padres, lo mismo que las riquezas y los honores—Yo te daré el más precioso y dulce regalo.

               No te daré ni oro ni plata como pago sino a mí mismo como Esposo tuyo, Yo, que soy el Rey de la gloria. Si te avergonzases de ser pobre y despreciada, considera cómo tu Dios lo ha sido antes que tú, cuando sus sirvientes y amigos le abandonaron en la tierra, porque Yo no busqué amigos en la tierra sino en el Cielo. Si estás preocupada y temerosa de verte cargada de trabajo y enferma, considera qué grave es arder en el fuego. ¿Qué hubieras merecido si hubieras ofendido a un maestro terreno, como has hecho conmigo?

               Porque, aunque Yo te amo de todo corazón, nunca actúo contra la justicia, ni aún en un solo detalle. Igual que tú has pecado en todos tus miembros corporales, también debes reparar en cada miembro. Sin embargo, debido a tu buena voluntad y a tu propósito de enmienda, Yo conmuto tu sentencia por una de Misericordia y remito el duro suplicio a cambio de una módica enmienda. Por esta razón, ¡abraza de buena gana tus pequeñas cargas para que puedas quedar limpia y conseguir cuanto antes tu gran premio! Es bueno que la esposa se canse y comparta las fatigas del Esposo, de forma que descanse así más confiadamente con Él.


Las Profecías y Revelaciones de Santa Brígida de Suecia Libro I, capítulo 2


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