En la clausura del Convento Carmelita de Coimbra, Sor Lucía Dos Santos, Vidente de Nuestra de Fátima, recibió en al menos dos ocasiones al Padre Agustín Fuentes, Sacerdote mexicano, responsable de la Causa de Canonización de sus primos, los también Videntes, Francisco y Jacinta Marto. El 26 de Diciembre de 1957, el Padre Fuentes tomó nota de cuanto le manifestó Sor Lucía, y si bien es verdad que luego la "Iglesia oficial" tildó de mentiroso al Padre Fuentes, que sería apartado de la Causa de los Pastores de Fátima.
"Padre —me decía Sor Lucía—, no esperemos que venga de Roma una llamada a la penitencia, de parte del Santo Padre, para todo el mundo; ni esperemos tampoco que venga de parte de los señores Obispos cada uno en su diócesis; ni siquiera tampoco de parte de las Congregaciones Religiosas. No; ya Nuestro Señor usó muchas veces estos medios, y el mundo no le ha hecho caso.
Por eso, ahora que cada uno de nosotros comience por sí mismo su reforma espiritual; que tiene que salvar no sólo su alma, sino salvar a todas las almas que Dios ha puesto en su camino… Padre, la Santísima Virgen no me dijo que nos encontramos en los Últimos Tiempos del mundo, pero me lo dio a demostrar por tres motivos:
El primero, porque me dijo que el demonio está librando una batalla decisiva con la Virgen y una batalla decisiva, es una batalla final en donde se va a saber de qué partido es la victoria, de qué partido es la derrota. Así que ahora, o somos de Dios, o somos del demonio; no hay término medio.
Lo segundo, porque me dijo, tanto a mis primos como a mí, que dos eran los últimos remedios que Dios daba al mundo; el Santo Rosario y la Devoción al Inmaculado Corazón de María. Y, al ser los últimos remedios, quiere decir que son los últimos, que ya no va a haber otros.
Y tercero, porque siempre en los planos de la Divina Providencia, cuando Dios va a castigar al mundo, agota antes todos los demás medios; y cuando ha visto que el mundo no le ha hecho caso a ninguno de ellos, entonces, como si dijéramos a nuestro modo imperfecto de hablar, nos presenta con cierto temor el último medio de salvación, Su Santísima Madre.
...la Santísima Virgen, en estos últimos tiempos en que estamos viviendo, ha dado una nueva eficacia al rezo del Santo Rosario. De tal manera que ahora no hay problema, por más difícil que sea, sea temporal o sobre todo espiritual, que se refiera a la vida personal de cada uno de nosotros; o a la vida de nuestras familias, sean familias del mundo o Comunidades Religiosas; o la vida de los pueblos y naciones.
No hay problema, repito, por más difícil que sea, que no podamos resolver ahora con el rezo del Santo Rosario.
Con el Santo Rosario nos salvaremos, nos santificaremos, consolaremos a Nuestro Señor y obtendremos la salvación de muchas almas. Y luego, la Devoción al Corazón Inmaculado de María Santísima, poniéndonosla como Sede de la Clemencia, de la Bondad y el Perdón; y como Puerta segura para entrar al Cielo..."
(Extracto de las Declaraciones de Sor Lucía Dos Santos al Reverendo Padre Agustín Fuentes, investigador oficial, Postulador en la Causa de Beatificación de Francisco y Jacinta; fueron publicadas con licencia eclesiástica en la revista “Fatima Findlings” en Junio de 1959, y en el “Messaggero dell Cuore di Maria”, en Septiembre de 1961)
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