lunes, 24 de febrero de 2020

LA DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, remedio para un mundo debilitado en el Amor de Dios


               Santa Gertrudis veía a menudo al Señor "veladamente", a la hora de recibirlo en la Sagrada Comunión; la Víspera de la Anunciación, el Señor la visitó en la capilla durante los Oficios de la mañana y, cuenta la Santa, "desde entonces, me concedió un conocimiento más claro de Él, de suerte que empecé a corregirme de mis faltas mucho más por la dulzura de Su Amor que por temor de Su justa cólera"




               La Santa habla de un rayo de luz, como una flecha, que procedía de la Herida del Costado de un Crucifijo. Cuenta también que su alma, derretida como la cera, se aplicó al pecho del Señor como para recibir la impresión de un sello y alude a un matrimonio espiritual en que su alma fue como absorbida por el Corazón de Jesús. Santa Gertrudis, en medio de una Vida Mística, recibió pocos consuelos en medio de mil dificultades, asegurando ella misma que "la adversidad es el anillo espiritual que sella los esponsales con Dios".

              En la Fiesta de San Juan Evangelista, Santa Gertrudis tuvo una visión de Nuestro Señor, quien le permitió descansar su cabeza en la Llaga de Su Costado. Al escuchar el palpitar de Su Corazón, ella se tornó hacia San Juan, quien estaba también presente. Le preguntó si había escuchado lo mismo en la Última Cena, cuando se reclinó sobre el pecho del Señor y de haberlo escuchado, por qué no lo relató en su Evangelio. San Juan contestó que la Revelación del Sagrado Corazón de Jesús estaba reservada para tiempos posteriores, cuando el mundo, aumentando en frialdad, necesitaría ser reavivado en el Amor. 


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