jueves, 26 de noviembre de 2020

ORACIÓN POR LOS SACERDOTES compuesta por Santa Teresita de Liseux


“Allí, lejos, hay un Apóstol que se esfuerza 

y para iluminar su cansancio, yo ofrezco el mío a Dios”



En la ilustración, Su Excelencia Reverendísima Monseñor 
Joseph Selway corona con flores una imagen de Nuestra Señora

               Jesús mío, te doy gracias por haber colmado uno de mis mayores deseos: el de tener un hermano Sacerdote y Apóstol... 

               Me siento sumamente indigna de este favor; sin embargo, ya que has querido concederle a tu pobre y humilde esposa la gracia de trabajar de manera especial por la santificación de un alma destinada al Sacerdocio, te ofrezco por ella, muy contenta, todas las oraciones y los sacrificios de que puedo disponer; te pido, Dios mío, que no mires a lo que soy, sino a los que debiera y quisiera ser, es decir una religiosa totalmente abrasada en Tu Amor.

               Tú sabes, Señor, que mi única ambición es hacerte conocer y amar, y ahora mi deseo se va convertir en realidad. Yo no puedo hacer más que orar y sufrir, pero el alma a la que te has dignado unirme con los lazos de la Caridad irá a combatir a la llanura para conquistarte corazones, mientras yo, en la Montaña del Carmelo, te pediré que le des la Victoria.

              Divino Jesús, escucha la oración que te dirijo por el que quiere ser Tu Misionero, guárdale en medio de los peligros del mundo, y hazle sentir cada día más la vanidad y la nada de las cosas pasajeras y la dicha de saber despreciarlas por Tu Amor. Que su sublime Apostolado se ejerza ya desde ahora sobre los que lo rodean, y que sea un Apóstol digno de Tu Sagrado Corazón...

               ¡María, Dulce Reina del Carmelo!, a Ti te confío el alma de este futuro Sacerdote cuya indigna Hermanita soy. Enséñale ya desde ahora con cuánto amor tocabas Tú al Divino Niño Jesús y lo envolvías en pañales, para que él pueda un día subir al Altar Santo y llevar en sus manos al Rey de los Cielos.

               Te pido también que lo guardes siempre a la sombra de Tu Manto Virginal, hasta el momento feliz en que, dejando este valle de lágrimas pueda contemplar Tu esplendor y gozar por toda la Eternidad de los frutos de su glorioso Apostolado... 


Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz





               Esta Oración la compuso Santa Teresita de Liseux para su Hermano Espiritual el Padre Maurice Bellière, cuando aún era Seminarista. Ya ordenado Sacerdote, se uniría a la Sociedad de Misioneros de los Padres Blancos, como Misionero en Nyasaland (hoy Malawi). 

               El 30 de Septiembre de 1897, al mismo tiempo que el Padre Bellière embarcaba rumbo a las Misiones, Santa Teresita entraba en agonía en Liseux, para entregar su alma a Dios tras meses de dolorosa enfermedad.

               Tras muchas enfermedades, fruto ingrato de las Misiones, murió demente en la ciudad de Caen, el 14 de Julio de 1907, contaba entonces 33 años. 

               A pesar de que el Padre Bellière y Santa Teresita nunca se conocieron, unieron sus almas mediante 21 preciosas cartas, misivas llenas de confidencias espirituales que el Misionero siempre llevó consigo.

               Los restos mortales del Padre Maurice Bellière se encuentran en Langrune-sur-Mer, Normandía; sobre su tumba, un epitafio conmovedor que resumía su relación con la Santa de las Rosas: "Maurice Bellière, Hermano Espiritual y protegido de Santa Teresa".



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