miércoles, 25 de noviembre de 2020

LA NOBLE SANTA CATALINA DE ALEJANDRÍA


                De noble origen, era una virgen muy hermosa además de versada en las Ciencias. Conversa a la Fe Católica, cuando tenía sólo 18 años, se presentó ante el Emperador Maximino, que perseguía violentamente a los Cristianos, y le recriminó su crueldad intentando demostrar cuán inicua era la adoración de los dioses falsos. Asombrado por la audacia de la joven, pero incapaz de competir con ella en sabiduría, el tirano la detuvo en su mismo palacio y llamó a numerosos sabios a los que ordenó que usaran toda su capacidad y razonamientos falsos de manera que Catalina apostatara; pero ella quedó victoriosa en el debate. Algunos de sus adversarios, conquistados por su elocuencia, se declararon Cristianos y fueron ejecutados.




                Furioso por no haber conseguido su propósito, Maximino la mandó azotar y después la encarceló. Mientras tanto, la emperatriz deseosa de ver a una mujer tan extraordinaria se acercó a visitarla a las mazmorras, acompañada de Porfirio, jefe de las tropas, y ambos cedieron a las exhortaciones de Catalina, creyeron, se bautizaron y ganaron inmediatamente la corona de los Mártires. Poco después, Santa Catalina, que lejos de flaquear en su Fe, conseguía muchas conversiones, fue condenada a morir en la rueda, pero al tocarla, el instrumento de tortura se destruyó milagrosamente. Enfadado y fuera de control, el emperador la mandó a decapitar. Según una piadosa tradición, unos Ángeles trasladaron su cabeza al Monte Sinaí donde más tarde se construyó un monasterio e iglesia en su honor, que aún perdura en nuestros días. 

                Al ser la rueda de tortura el emblema de Santa Catalina, los carreteros y mecánicos se colocaron bajo su protección. Finalmente, según la Tradición, no solo permaneció virgen dominando sus pasiones y conquistó a sus verdugos al agotarles su paciencia, sino que triunfó con su ciencia haciendo callar a los sofistas, por lo que su intercesión fue implorada por teólogos, apologistas, predicadores del púlpito y filósofos. 

                Esta devoción a Santa Catalina que tomó tan vastas proporciones en Europa después de las Cruzadas, recibió brillo adicional en Francia a principios del siglo XV cuando se rumoreaba que se había aparecido a Santa Juana de Arco, junto con Santa Margarita, ya que había sido designada por Voluntad Divina como consejera de Santa Juana de Arco, que aseguró que desde los catorce años tenía revelaciones de Santa Catalina de Alejandría; la que sería conocida como la Doncella de Orleans, había nacido durante la Guerra de los Cien Años -conflicto entre Francia e Inglaterra- y fue inspirada por Santa Catalina para liberar a la ciudad de Orleans del asedio de los ingleses.



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