El alma devota del Sagrado Corazón de Jesús se ejercitará muy especialmente en actos de amor divino, puesto que este Corazón es ante todo el asiento y el símbolo de ese amor; y como el Santísimo Sacramento es la prenda sensible y permanente del Amor, en la Eucaristía el alma encontrará al Corazón de Jesús, y de este Corazón Eucarístico aprenderá a amar.
Nuestra devoción al Sagrado Corazón debe ser, por consiguiente, eucarística, debe concentrarse en la Divina Eucaristía como el único centro personal y vivo del amor y de las gracias del Sagrado Corazón para con los hombres. ¿Por qué separar al Corazón de Jesús de su Cuerpo y de su Divinidad? ¿No es cierto que por Su Corazón vive en el Santísimo Sacramento y que por Él se halla Su Cuerpo vivificado y animado? Jesús Resucitado no muere ya. ¿Por qué separar ya Su Corazón de Su Persona y querer hacerle morir, por decirlo así, en nuestro espíritu? Este Corazón vive y palpita en la Eucaristía, no ya con la Vida del Salvador pasible y mortal, capaz de tristeza, de agonía, de dolor, sino con una vida resucitada y consumada en la Bienaventuranza.
Sepamos honrar al Sagrado Corazón de Jesús en la Eucaristía y hagamos de manera que siempre anden unidas estas dos cosas en nuestras devociones, sin admitir nunca separación entre el Sacratísimo Corazón de Jesús y la Santísima Eucaristía.
Beato Pedro Julián Eymard, Obras Eucarísticas
El Cuerpo y la Sangre de Cristo son necesarios para la salvación eterna. Privados de la Sagrada Comunión es conveniente hacer a menudo Comuniones Espirituales y así aumentar en nuestra alma el deseo de recibir a Jesús Sacramentado; aprovecha y procura hacer Comuniones Espirituales POR TODAS AQUELLAS ALMAS que no comulgan o lo hacen mal...
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