viernes, 11 de diciembre de 2020

ESCOJAN LA CORONA DE ESPINAS...


               Esos Cristianos a quienes ustedes encuentran por todas partes, trajeados a la moda, delicados en extremo, altivos y engreídos a más no poder, no son los verdaderos Discípulos de Jesús Crucificado. Y, si ustedes creen lo contrario, están injuriando a esa Cabeza coronada de espinas y a la Verdad del Evangelio. 




               ¡Válgame Dios! ¡Cuántas caricaturas de Cristianos, que pretenden ser miembros de Jesucristo, cuando en realidad son sus más alevosos perseguidores, porque mientras hacen con una mano la señal de la Cruz, son sus enemigos declarados en el corazón! 

               Si ustedes se precian de que les guía el Espíritu de Jesucristo y que viven la Vida de esa Cabeza, lacerada de espinas, no esperen sino abrojos, azotes, clavos, etc, en una palabra, Cruz. Porque es necesario que el Discípulo sea tratado como el Maestro y los miembros como la Cabeza. Y si el Cielo les ofrece, como a Santa Catalina de Siena, una corona de espinas y otra de rosas, escojan sin vacilar la de espinas y húndanla en su cabeza para asemejarse a Jesucristo.


San Luis María Grignión de Montfort




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