viernes, 18 de diciembre de 2020

X ANIVERSARIO DE NUESTRA PÁGINA "COMO OVEJAS SIN PASTOR"


               El próximo año 2021 (Dios mediante) se cumplirá el décimo Aniversario de esta página; empecé entonces compartiendo un extracto de la Encíclica Pascendi, del Papa San Pío X, y desde entonces, ha sido mi intención la de refrescar de continuo la memoria de los mayores y al tiempo, enseñar a los más jóvenes, aquella misma Doctrina Católica que santificó a millones de almas durante siglos. 

               Con un estilo claro y sencillo, adornado con imágenes hermosas, desde un punto de vista sintético, repasamos el Santoral, las prácticas de piedad más conocidas -y algunas no tanto- pero sobre todo, ha sido siempre idea fija, enseñar la genuina Fe Católica, la de ayer, que es la de hoy y será al fin la de siempre; solo acogiéndonos a la Enseñanza Tradicional de la Santa Iglesia, podremos seguir como Católicos las huellas ensangrentadas de Cristo Nuestro Señor, que se encamina de nuevo al Calvario, a revivir una vez más la Pasión Redentora.



               Bien sabemos que la oración, la Piedad, el sacrificio... no están de moda: vivimos en una época sumergida en hedonismo, donde se rechaza el silencio, la reflexión... y de eso palpamos los frutos de la desidia y la mediocridad, porque una vida sin Dios, carece de sentido y de felicidad verdadera. Por eso fomentamos aquellas oraciones que aprendimos de nuestros abuelos, prácticas piadosas que no son fines, sino medios para tener clara la Presencia de Dios, Su mirada amorosa en nuestra vida, en mitad de los quehaceres ordinarios. 

               Así por ejemplo, comenzamos el día con el Ofrecimiento de Obras, lo continuamos con la Santa Misa, el Ángelus a la Virgen, la Visita al Sagrario, la Comunión Espiritual, el rezo del Santo Rosario... empapar el día de buen olor a Jesús-María; mientras que la Semana del Buen Cristiano, nos orienta a dedicar cada día a una devoción en particular, santificando así cada semana y acrecentando en nosotros ejercicios sencillos que nos ocupan muy poco tiempo y que sin embargo, logran impresionantes frutos espirituales y materiales, si somos constantes en realizarlos. 

               Quiero terminar dando gracias a Dios por inspirarme este pequeño Apostolado, a María Nuestra Santa Madre por sostenerme con Su ayuda y a ti, que te acercas con frecuencia por estas páginas y que confío lo hagas porque encuentras en ellas el lugar de encuentro con Jesús y María.


Juan Diego Ortega




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