jueves, 30 de abril de 2020

SANTA CATALINA DE SIENA, Mística, Estigmatizada, Maestra de Vida Espiritual




"En el Costado de Cristo 
se adquiere el verdadero conocimiento 
de nosotros mismos y el de Dios en nosotros"

Santa Catalina de Siena


              Nació en 1347 y fue la menor del prolífico hogar de Diego Benincasa. Allí crecía la niña en entendimiento, virtud y santidad. A la edad de cinco o seis años tuvo la primera Visión sobrenatural, que la inclinó definitivamente a la vida virtuosa: cruzaba una calle con su hermano Esteban, cuando vio al Señor rodeado de Ángeles; Jesús le sonreía le sonreía al tiempo que le impartía la bendición.

              Su padre, Jacobo, tintorero de pieles, pensó casarla  con un hombre rico, pero la joven Catalina se negó en rotundo y manifestó que se había prometido a Dios cortándose el pelo y dejando atrás las vanidades de las jóvenes de su edad. Entonces, para hacerla desistir de su propósito, se la sometieron a los servicios más  humildes de la casa. Pero ella caía frecuentemente en éxtasis y todo le era fácil de sobrellevar.

              Para ayudarse a construir la morada interior, hizo de los fenómenos y personajes externos un camino hacia la Vida Espiritual: al ver y servir a su padre, se figuraría que servía a Dios; al ver y servir a su madre, tendría presente a María Nuestra Señora; y en el servicio a los hermanos, serviría a los Apóstoles.

               Finalmente, derrotados por su paciencia, cedieron sus padres y se la admitió en la Tercera Orden de Santo Domingo cuando apenas tenía dieciséis años. Sabía ayudar, curar, dar su tiempo y su bondad a los huérfanos, a los menesterosos y a los enfermos a quienes cuidó en las epidemias de la peste. En la terrible Peste Negra, conocida en la historia con el nombre de "la gran mortandad", pereció más de la tercera parte de la población de Siena.

              A su alrededor muchas personas se agrupaban para escucharla. Ya a los veinticinco años de edad comienza su vida pública, como conciliadora de la paz entre los Soberanos y aconsejando a los Príncipes. Por su influjo, el Papa Gregorio XI dejó la sede de Avignon para retornar a Roma. Este Pontífice y Urbano VI se sirvieron de ella como embajadora en cuestiones gravísimas; Catalina supo hacer las cosas con prudencia, inteligencia y eficacia.

              Aunque analfabeta, como gran parte de las mujeres y muchos hombres de su tiempo, Santa Catalina dictó un maravilloso libro titulado "Diálogo de la Divina Providencia", donde recoge las experiencias místicas por ella vividas y donde se enseñan los caminos para hallar la salvación. Sus trescientas setenta y cinco cartas son consideradas una obra clásica, de gran profundidad teológica, que expresan los pensamientos con vigorosas y originales imágenes. Se la considera una de las mujeres más ilustres de la Edad Media.




              Santa Catalina de Siena, murió a consecuencia de un ataque de apoplejía, a la temprana edad de treinta y tres años, el 29 de Abril de 1380, lo que no impidió reconocerla como la gran Mística del siglo XIV. El Papa Pío II la canonizó en 1461. Sus restos reposan en la Iglesia de Santa María sopra Minerva en Roma, donde se la venera como Patrona de la ciudad; es además, Patrona de Italia y Protectora del Pontificado.


"Cuando un alma se eleva a Dios 
con ansias de ardentísimo deseo de amor 
a Él y de la salvación de las almas, 
se ejercita por algún tiempo en la virtud, 
se aposenta en la celda del conocimiento 
de sí misma y se habitúa a ella 
para entender mejor la Bondad de Dios, 
pues al conocimiento sigue el amor, 
y, amando, se cuida de ir en pos 
de la verdad y revestirse de ella..."




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