"La santa más grande
de los tiempos modernos"
Papa San Pío X
Tal día como hoy, el 17 de Mayo de 1925, y después de un proceso lleno de incomprensiones, el Papa Pío XI elevaba a Santa Teresita de Liseux a la Gloria de los Altares, incluyéndola en el catálogo de los Santos reconocidos por la Iglesia de Cristo.
Desde entonces -y antes incluso de su Canonización- el ejemplo de Vida Interior que experimentó Santa Teresita, motivó y aún motiva en nuestros días, a miles de almas que encuentran en el Camino de la Infancia Espiritual la mejor senda para llegar a la intimidad con Jesús y María.
Tal fue el caso de Teresa Neumann, la estigmatizada de Konnersreuth (Baviera, Alemania) , gran devota de la Santa Carmelita, que el mismo día y en el mismo momento que en Roma era canonizada Santa Teresita, recuperaba la movilidad de sus extremidades y sanaba de las úlceras producidas por guardar cama.
LOS PAPAS HABLAN DE SANTA TERESITA
y su Caminito de la Infancia Espiritual
Papa Benedicto XV
"Hay que fiarse de las palabras de Teresa, cuando invita, tanto al más miserable como al más perfecto, a hacer valer ante Dios sólo la debilidad radical y la pobreza espiritual de una criatura pecadora"
Papa Pío XII
"Después de que los discípulos le interrogaron sobre quién era el mayor en el reino de los cielos, Él, “llamando a un niño lo puso en medio de ellos” y pronuncio aquellas memorables palabras: “En verdad os digo, que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraran en el reino de los cielos”. (Evangelio de San Mateo, cap. 18, vers. 2)
Teresa, la nueva Santa, habiendo vivamente absorbido esta Doctrina Evangélica, la traduce a la práctica de la vida cotidiana; de hecho, con la palabra y con el ejemplo enseñó a las novicias de su Monasterio esta vía de la Infancia Espiritual, y a todos que por medio de sus escritos, escritos que, se han difundido por todo el mundo y que después de leer se siguen leyendo una y otra vez por el máximo beneficio y alegría que dan al alma. De hecho, esta joven que floreció en el claustro del Carmelo, y que agregó a su nombre el del Niño Jesús, volvió sobre sí misma su imagen; entonces hay que decir que cualquier persona que venera a Teresa, venera y alaba el divino ejemplo que ella copio en sí.
Hoy en día, por lo tanto, esperamos que en la mente de los fieles pueda venir el deseo de practicar esta Infancia Espiritual, que consiste en esto: que todo lo que el niño piensa y hace por naturaleza, nosotros lo hagamos en ejercicio de la virtud. Los niños pequeños no están perturbados por los pecados e cegados por las pasiones y disfrutan de la paz en la posesión de su inocencia (y sin ningún medio de engaño o hipocresía expresan sinceramente sus pensamientos y obras, de forma que se muestran como realmente son), por lo que Teresa mostraba una naturaleza más angélica que humana, y conquistó la simplicidad del niño, según la ley de la Verdad y la Justicia..."
Papa Pío XI, Sermón en la Canonización de Santa Teresita
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