miércoles, 20 de mayo de 2020

V Aniversario Rvdo. D. Manuel Hernández Morales


               Nació el 19 de Abril de 1932, en la Isla de Lanzarote, en la localidad de Los Barrancos de Mácher, del municipio de Tías; de familia sencilla, pronto conoció los rigores de la Guerra Civil, pero tuvo la dicha de asistir a la escuela pública. Desde pequeño tenía facilidad para estudiar y para el aprendizaje del latín, por eso y por su piedad sincera se hizo primero monaguillo. Ya siendo mozo y aprovechando una visita del Obispo para las Confirmaciones, realizó las pruebas de acceso y accedió al Seminario el 17 de Noviembre de 1946, en el que se formó durante doce años. Allí tomó por hábito la sotana y jamás la colgó, porque Don Manuel era fiel e insobornable en el amor a Dios, y por Él sufrió y padeció, pese a las risas y sarcasmos de muchos compañeros de clero.

               Aquél primer salto, desde su isla natal de Lanzarote a la de Gran Canaria, sería solo un primer viaje... nada haría sospechar entonces a Don Manuel que en los postreros años, tras una vida de entrega a parroquianos y enfermos de hospital, tendría que renunciar a una merecida jubilación para desgastarse predicando el Reino de María, en España y en otros países de Hispanoamérica.





              Fue ordenado Sacerdote de Cristo por Monseñor Antonio Pildain, el 20 de Septiembre de 1958, en la Basílica de Nuestra Señora del Pino, Patrona de Canarias, en el municipio de Teror; su Primera Misa la cantó en la Iglesia de La Candelaria de su Tías natal, el 5 de Octubre de 1958, siendo Párroco Don José Quintero Bojart. Fue un solemne acto arropado por todos los Párrocos de la isla, Autoridades Civiles, vecinos y familiares.

               Nombrado Coadjutor, primero en las Parroquia de Santo Domingo en la capital y después en la de Nuestra Señora de La Candelaria, en el municipio de Moya, con el Venerable Don Nicolás Rodríguez como Párroco. Posteriormente, Don Manuel sería nombrado Párroco de San Pedro, en Las Palmas capital, donde ejerció el Ministerio Sacerdotal desde 1960 hasta 1983. Durante esos años se ocupó de la cura de almas, de orientar a jóvenes que empezaban a seguir modas y costumbres contrarias a la Fe; no fue un rigorista, pero sí muy severo en las cuestiones doctrinales. Su preocupación por las almas le llevó a involucrarse también por el bienestar material de sus parroquianos y demás vecinos, especialmente de los pobres y ancianos, para los que patrocinó diferentes obras sociales. 

              Celoso confesor, pasaba muchos ratos atendiendo almas en el confesonario. Como Director Espiritual era exigente pero comprensivo, tomando siempre como referencia a la Santísima Virgen, modelo de oración y de entrega absoluta a Dios; enseñaba además el Camino de la Infancia Espiritual de Santa Teresita, a quien profesaba sincera devoción y amistad, a la vez que aconsejaba, una y otra vez, que se debía leer su "Historia de un alma" e imitar a la Santa Carmelita en su plena confianza en la Voluntad de Dios.

              A partir de 1983 pasó a ser Capellán de varios hospitales y Vicario Parroquial del Santo Cristo, en Las Palmas de Gran Canaria. El 4 de Octubre de 2008 dio gracias a Dios por los cincuenta años de Sacerdocio. 

             Don Manuel jamás se fatigó en su continuo Apostolado de la Virgen; predicó, impartió conferencias, organizó grupos... todo para fomentar el rezo del Santo Rosario como la oración predilecta de la Madre de Dios, como camino seguro para llegar a María, y con Ella y por Ella, a Jesús. Pero era sobre todo, en la intimidad con las almas, donde el buen Sacerdote buscó siempre que éstas amasen a María Virgen; he conocido a muchos Sacerdotes, algunos Santos, pero muy pocos tan enamorados de la Virgen María como Don Manuel Hernández.

             Entregó su alma a Dios en Las Palmas de Gran Canaria, el 20 de Mayo de 2015, Mes de María, a quien pregonó sin descanso. Providencialmente era también la Festividad de San Bernardino de Siena, otro Apóstol Misionero de Nuestra Santa Madre. Que desde el Paraíso, donde seguro goza ya de la Maternal Compañía de la Virgen a la que tanto amó en este mundo, interceda ahora y siempre por nosotros.





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