domingo, 22 de diciembre de 2013

LAS FIGURAS DEL ADVIENTO





En los textos litúrgicos (en el Misal y en el Breviario de los sacerdotes).

1- El profeta Isaías
2- El Precursor: San Juan Bautista
3- La Santísima Virgen



1- El Profeta Isaías


Es el profeta que anuncia al Rey Acaz el nacimiento del Mesías de una Virgen. El profeta del Mesías, de la espera, de la invocación del Mesías. Es el profeta de la Oración. Suspira por el Redentor. La Iglesia en este tiempo de Adviento también pide la venida de Nuestro Señor. Utiliza las palabras del profeta en sus textos. Nos invita a experimentar los mismos sentimientos. Recemos nosotros con ella, suspirando, rogando al cielo que las “nubes lluevan al justo”. Suspiremos por Aquél que viene a redimirnos de nuestros pecados.


2- San Juan Bautista, el Precursor


El hombre de la austeridad, de la Penitencia. Nos lo muestra su modo de vestir y de vida. Es la “Vox clamantis in deserto” (voz del que clama en el desierto). San Juan prepara los caminos al Mesías. La Iglesia también nos inculca durante este tiempo el ejemplo de San Juan con sus mismas palabras; nos dice “Allanad los caminos”. Nos invita a prepararnos para la venida de Nuestro Señor, y como él, nos invita a la austeridad y a la penitencia.


3- La Santísima Virgen


Nos enseña; nos habla de la Gracia y de las virtudes. En la liturgia permanentemente durante este tiempo se nos habla de ella. Ella es la nube que debe llover al Justo. La aurora de la Redención. La Iglesia nos invita a imitar a la Virgen en su preparación para recibir a Jesús. La fiesta de la Inmaculada nos anuncia a Nuestro Señor, ya se acerca. Ella nos lleva a Él.

Conclusión: Por eso, como dice la Epístola del 1er Domingo de Adviento: “Hora este jam de somno surgere” (ya es hora de despertarnos del sueño). Despertarnos de nuestro letargo espiritual para preparar la venida de Nuestro Señor. Que este Adviento haya sido un Adviento verdadero. Adviento significa “Advenimiento”, que podamos terminar de preparar la venida de Nuestro Señor a nuestras almas y que le recibamos de corazón, con una sincera conversión, abandonando el pecado. Así, Nuestro Señor podrá nacer en nuestros corazones el día de Navidad y no será para nosotros una Navidad más.



Padre Héctor Lázaro Romero, Director de la revista "INTEGRISMO"

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