DE LOS ESCRITOS de San Atonio María Claret, Apóstol del Corazón de María, entresacamos los siguientes elogios a tan Purísimo Corazón:
"Desde que Dios determinó hacerse hombre, fijó su vista en María y desde entonces dispuso todos los preparativos necesarios. Además la previno con bendiciones de dulzura y puso sobre su cabeza una corona de piedras preciosas, esto es, de gracias y bellezas, pero mucho más enriqueció su Corazón."
"En el Corazón de María se han de entender dos cosas: el corazón material y el formal o el
amor. El material, como los ojos, manos y pies. Si veneramos las reliquias de los Santos, ¡cuánto
más el Corazón de María! ¡Qué reliquia tan insigne!"
"Un hijo del Inmaculado Corazón de María es un hombre que arde en caridad y que abraza por donde pasa; que desea eficazmente y procura, por todos los medios, encender a todo el mundo en el fuego del divino amor. Nada le arredra; se goza en las privaciones; aborda los trabajos; abraza los sacrificios; se complace en las calumnias y se alegra en los tormentos”.
“Las tres Divinas Personas tomaron tres gotas de la sangre del Purísimo Corazón de María;
de esta sangre formaron un cuerpo, criaron un alma racional y la unieron a aquel cuerpo, y al cuerpo
y al alma así unidos, se unió la segunda Persona de la Stma. Trinidad; y he aquí lo que fue
encarnarse o hacerse hombre el Hijo de Dios." (Catecismo Explicado, Barcelona, 1848).
“María es, pues, el corazón de la Iglesia. He aquí por qué brotan de él todas las obras de
caridad. Sabido es que el corazón tiene dos movimientos, que llaman los facultativos sístole y
diástole. Con el primero se encoge y absorbe la sangre; con el segundo se dilata y la derrama por las
arterias. Así también María está continuamente ejercitando esos dos movimientos: absorbiendo la
gracia de su querido Hijo y derramándola en los pecadores”
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