DÍA OCTAVO DE LA NOVENA
A LAS ALMAS DEL PURGATORIO
- ACTO DE CONTRICIÓN:
Señor mío Jesucristo Dios y hombre verdadero…
-OFRECIMIENTO DE LA NOVENA:
Miradnos, Trinidad Santísima, postrados delante de vuestra Divina Majestad, confundidos y humillados por nuestros pecados, que nos hacen indignos de estar ante Vuestra Presencia Soberana; más, confiando en Vuestra Bondad Infinita, nos atrevemos a pedir misericordia por las Almas del Purgatorio, tan amadas de Vos.
A Vos, Padre Eterno, que creasteis las almas de la nada; a Vos Hijo Unigénito, que las redimisteis con Vuestra Sangre Preciosísima; a Vos, Espíritu de Amor, que la santificasteis con la gracia, os pedimos clemencia y piedad por aquellas almas, hermanas nuestras que sufren resignadas los tormentos del Purgatorio.
Particularmente os pedimos misericordia por aquellas por las cuales tenemos mayor obligación de orar; por las almas de nuestros parientes, amigos y bienhechores; por las almas de aquellos que recibieron de nosotros mal ejemplo u ocasión de pecar; por las más abandonadas, que no reciben ningún recuerdo ni sufragio de los vivos; por las que fueron más devotas del Purgatorio; por las almas de nuestra parroquia, y por aquellas que Vos, ¡Oh Dios mío! Más queréis y amáis.
Os suplicamos que entre éstas queráis contar el alma de… (aquí encomiéndese a Dios el alma por la cual más especialmente se ofrecen los devotos obsequios de esta novena.).
A todos, Señor, dadles pronto el lugar de la luz; y por sus ruegos y nuestras oraciones quered reunirnos un día en la Patria Celestial por toda la eternidad. Amén.
- ORACIÓN A MARÍA SANTÍSIMA:
A Vos, Madre nuestra amantísima, invocamos por intercesora, esperando obtener por vuestros méritos lo que por nuestras solas oraciones no nos atreveríamos a esperar.
Vos, que sois Madre de todos, a todos protegednos, y librad con vuestros ruegos, las Santas Almas del Purgatorio, por las cuales ofrecemos esta novena
MEDITACIÓN DÍA OCTAVO:
Inmensidad de la pena de daño
No hay comparación, ni ejemplo, ni manera de dar a entender la impetuosidad y la fuerza de la atracción de Dios, que Él comunica a las Almas del Purgatorio y que es causa de la pena de daño.
Y en este sufrimiento de la pena de daño, pena suprema entre todas las penas, es cosa maravillosa que, aunque se acerque la hora de verse libre de ella y de volar a la Gloria, no disminuye; pues, como explica Santa Catalina, según el fuego va purificando un alma en el Purgatorio, Nuestro Señor le va comunicando mayor luz de paz y de gozo, de manera que, merced al fuego, va aumentando su tranquilidad; pero -añade la Santa- “no sucede lo mismo con lo que se deriva de la tardanza en ver a Dios, porque ésta no disminuye, aunque se acerque a su término“. Por el contrario, antes bien aumenta. Temblemos, pues, ante este suplicio tan extraordinario, que ni siquiera somos capaces de entender.
( Medítese con calma )
TERMINAMOS LA NOVENA CON LAS SIGUIENTES ORACIONES,
COMPUESTAS POR SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO
Oración a Jesucristo para obtener Su Misericordia con las Almas del Purgatorio por los Dolores de Su Pasión
- ¡ Oh Jesús Dulcísimo! Por el sudor de sangre que derramasteis en el Huerto de Getsemaní, tened piedad de las Bienaventuradas Almas del Purgatorio.
- Respuesta: Tened piedad, Señor, tened piedad.
- ¡Oh Jesús Dulcísimo! Por los terribles dolores que sufristeis en vuestra cruel flagelación, tened piedad de estas almas.
- R: Tened piedad, Señor, tened piedad.
- ¡Oh Jesús Dulcísimo! Por los terribles dolores que os causaron en vuestra coronación de espinas, tened piedad de estas almas.
- R: Tened piedad, Señor, tened piedad.
- ¡Oh Jesús Dulcísimo! Por los dolores que sufristeis al llevar la Cruz hasta el Calvario, tened piedad de estas almas.
- R: Tened piedad, Señor, tened piedad.
- ¡Oh Jesús Dulcísimo! Por los dolores que sufristeis en vuestra cruelísima crucifixión, tened piedad de estas almas.
- R: Tened piedad, Señor, tened piedad.
- ¡Oh Jesús Dulcísimo! Por los dolores que sentisteis en vuestra amarguísima agonía, clavado en el árbol de la Cruz, tened piedad de estas almas.
- R: Tened piedad, Señor, tened piedad.
-¡Oh Jesús Dulcísimo! Por el inmenso dolor que sufristeis al entregar vuestra Alma Santísima, tened piedad de estas almas.
AHORA SE REZAN CINCO PADRENUESTROS, AVEMARÍAS Y GLORIAS, EN HONOR DE LAS LLAGAS DE JESÚS, POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Oración final
¡Oh Almas Santas! Por vosotras hemos rogado; pero ya que tan amadas sois del Señor, ya que tenéis la seguridad de no perderle, rogad por nosotros, miserables mortales, expuestos todavía al peligro de condenarnos y de perderle para siempre. (Aquí puede cada uno pedir la gracia especial que desea obtener por intercesión de las Almas del Purgatorio)
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