viernes, 23 de octubre de 2020

EL FUEGO DE LA CARIDAD


               “El Amor de Dios y del prójimo produce un efecto muy semejante al del fuego. El fuego de la pólvora hace saltar por los aires cualquier objeto que lo comprima, impele hacia arriba las balas y las bombas; el fuego del vapor hace correr a toda velocidad los vagones de los trenes y empuja los buques que surcan la olas del mar; así, el fuego del Espíritu Santo hizo que los Santos Apóstoles recorrieran el universo entero… 




               Quien tiene celo, desea y procura por todos los medios posibles que Dios sea cada vez más conocido, amado y servido en esta vida y en la otra, puesto que este sagrado Amor no tiene ningún límite. 

              Lo mismo practica con su prójimo, deseando y procurando que todos estén contentos en este mundo y sean felices en el otro; que todos se salven, que ninguno se pierda eternamente, que nadie ofenda a Dios y, finalmente, que ninguno se encuentre ni siquiera un momento en pecado… 

               Debemos tener corazón de madre con nuestro prójimo. ¿Qué hace una madre tierna por su hijo? Le da de comer, lo viste y lo educa; lo preserva de las caídas y de cualquier mal. Si lo ve en peligro, lo avisa, no lo aleja; si lo ve caído, lo levanta; si enfermo, tiene cuidado de él; llora, ruega, hace votos para verlo restablecido. Lo mismo debe practicar quien tenga celo para con su prójimo.”     


"El egoísmo vencido" 

por San Antonio María Claret





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