domingo, 5 de septiembre de 2021

UN PAPA DE ACUERDO A NUESTRAS NECESIDADES, la trama anticatólica de la Judeomasonería (PARTE I)

 


               La Masonería data oficialmente de 1717, en el momento que se fusionaron las cuatro logias en la Devil’s Tree Tavern (Taberna de Árbol del Diablo) de Londres, con la finali­dad de formar la primera Gran Logia. Vista ampliamente como una institución fraternal de benevolencia, la Masonería se define como un sistema de moralidad velada con símbo­los, y empeñada en la búsqueda de la “Luz". Sin embargo, esta definición, como la histo­ria oficial de la Masonería, es una historia encubierta. La historia ha engañado a gene­raciones de masones que se han unido inocentemente y contribuyeron al buen nombre de la institución, en gran parte ocultando con su ignorancia la verdadera naturaleza de la Logia, naturaleza que solamente es conocida por sus verdaderos líderes.

               Uno de esos líderes fue el Gran Maestro Albert Pike (1859-1891). Su estatua, que se encuentra en Washington D.C. es un testimo­nio destacado de su gran influencia. Albert Pike dirigió la rama políticamente más influ­yente de los altos grados de la Masonería (la que confiere grados superiores como una “in­terpretación” sobre aquellos de la Gran Lo­gia). Siendo Gran Maestro del Rito Escocés, Pike escribió en 1871 (poco tiempo antes del pontificado de León XIII) sobre la verdadera naturaleza de la “Luz” que persiguen los ma­sones. En sus voluminosos tomos, "Morales y Dogmas", tradicionalmente entregado a los masones de más altos grados, Pike declara: “¡LUCIFER, el Portador de Luz!" ¡Nombre misterioso y extraño que le dan al Espíritu de la Oscuridad! ¡Lucifer, el Hijo de la Mañana! ¿Es él quien porta la luz?. ¡No lo dude!”.



Detalle del monumento a Pike, donde destaca 
el símbolo masónico del águila bicéfala coronada
con el triángulo y el número 33, grado superior


               Se declara en el principal manual de Pike que este secreto diabólico y blasfemo también se oculta a los miembros de grados inferio­res. El Gran Maestro es sincero respecto a los Grados Azules (los grados de la Logia Azul ordinaria): “Los Grados Azules no son más que el patio externo o pórtico del Templo. Parte de los símbolos son mostrados [sic] a los ini­ciados, pero se los engaña deliberadamente con falsas interpretaciones. No se busca que los entiendan, pero sí que se imaginen que los entienden. La verdadera explicación es reservada a los Adeptos, los Príncipes de la Masonería... Es lo suficientemente bueno para la masa de los llamados masones, imagi­nar que todo está contenido en los Grados Azules, y quien intente contarles la verdad, tra­bajará en vano...”

               Pike expresa crudamente los planes cons­pirativos de los verdaderos dirigentes de la masonería: “...dentro de poco el mundo ven­drá hacia nosotros por sus Soberanos y Pontí­fices. Constituiremos el equilibrio del univer­so, y gobernaremos a los Amos del Mundo". Este ataque contra la Iglesia y el Estado está simbolizado en el Grado 30, el grado de los Caballeros Kadosh (que en hebreo signifi­ca “consagrados”), durante el cual el candi­dato apuñala de manera ritual a una tiara pa­pal simulada, junto a una corona -también simulada- colocada sobre dos calaveras hu­manas, al tiempo que gritan "¡muera la im­postura!".

               El sistema de protección y preferido de la masonería, el engaño y la subversión —que se han extendido como un cáncer en toda Europa y en los EE.UU.— se revela hasta en los grados inferiores, donde el candidato pro­nuncia espeluznantes juramentos de muerte sobre la Biblia (lo que de por sí es un acto sacrílego), de encubrir a los compañeros masones y de considerarlos con preferencias para los empleos. 



Otra estatua de Pike, en cuya banda pectoral destaca 
el número 33, símbolo de su alto grado masónico


               El tercer grado básico exceptúa "el asesinato y la traición" de aque­llos ocultamientos, mientras que el séptimo o Grado del Arco Real —considerado la finali­zación del tercero— altera de manera signi­ficativa el juramento para ser “sin excepcio­nes”. Este cambio implica que el oculta­miento de los "secretos” de los compañeros masones debe cubrir el asesinato y la traición, si es requerido. Funcionando como un sindi­cato del crimen, este sistema domina la vida política y judicial en Inglaterra y de EE.UU. Para el lector atento, los hechos menciona­dos también arrojarán "luz" a muchos hechos políticos recientes...


Publicado en el periódico Catholic Family News,
en Agosto de 2003; Niagara Falls, New York, EE.UU.




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