Del Sermón del III Domingo de Cuaresma
Sobre un único fundamento se levanta la Iglesia, cuyo punto de partida es la unidad. Cada uno de sus miembros subsiste en esa unidad, dependiendo de Cristo que es la roca y de Pedro, Su Vicario. La unidad es fuente de eficacia. La potestad plena hubo de conferirse a un solo Pontífice...
Desgraciadamente en los tiempos que estamos viviendo muchas personas que dicen pertenecer a la Iglesia Católica, tienen el error de decir que estamos sufriendo a un mal Papa y hacen de Francisco/Bergoglio y de todos los "Papas" del Concilio Vaticano II malos Papas" y dicen que estamos a la espera de "un buen Papa".
No existe la posibilidad de haber malos Papas, porque el Papa es el Vicario de Cristo, es "el Dulce Cristo sobre la tierra", no puede enseñar el error; no es como el presidente de una nación, que puede ser bueno o malo, el Papa es una institución divina, es puesto por Nuestro Señor Jesucristo, tiene la oración de Nuestro Señor Jesucristo, no puede fallar en lo que es Doctrina, no puede enseñar el error, no puede enseñar una moral falsa; no existen malos Papas, nunca los hubo, es Dogma de nuestra Fe. La Iglesia Romana nunca tuvo error, dice nuestra Fe.
Y ahora entonces, ¿estamos esperando que venga un buen Papa para subsanar los errores de los "malos Papas"?. No puede ser. ¿Por qué? Porque el Fundador de la Iglesia es Dios, que de ninguna manera permite que en Su Iglesia haya error.
Cristo Nuestro Señor no puede permitir que Su Vicario, Su otro Yo en la tierra, predique la mentira, no puede ser; no es que no debe ser, sino que no puede ser; así como es imposible que el agua se mezcle con el aceite, tampoco es posible que exista el concepto de un mal Papa... él es el vínculo de la unidad.
¿Cuál es nuestra razón para decir esto?. La doctrina que se predica en el Concilio Vaticano II y por todos los que tras el mismo pretenden ser Papas es contradictoria, contraria, otra cosa a la Doctrina que predicó Nuestro Señor Jesucristo, San Pedro y todos sus sucesores hasta la muerte de Pío XII. No podemos esperar a que el próximo Papa sea bueno, puesto que tampoco existe el concepto de Papa bueno, puesto que el Papa siempre es bueno; podrá tener mal carácter, podrá tener algún defecto, pero en Doctrina y Moral no puede tener un defecto, porque es parte de la definición del ser Papa.
La "iglesia del Concilio Vaticano II", sus "Papas", "obispos" y "sacerdotes", con su doctrina, han perdido absolutamente todo porque han perdido la Fe, han predicado otra doctrina, mentirosa, porque como advierte Nuestro Señor Jesucristo "quien no está Conmigo está contra Mí, y quien no junta Conmigo desparrama", es así de sencillo, son palabras de Nuestro Señor.
¿Qué nos queda pues a nosotros?. Por sus frutos los conoceréis... los hemos conocido por sus frutos, los frutos podridos del Concilio Vaticano II, horrorosos: se perdieron miles de vocaciones, vaciaron los seminarios, muchos Sacerdotes colgaron la sotana y abandonaron sus oficios eclesiásticos, todo por los frutos del Concilio Vaticano II... ¡y ese es el golpe maestro de Satanás!.
A través de los tiempos, en varios momentos, primero con la persecución romana, después con las herejías, pero siempre fueron ataques externos... hasta que el Enemigo entendió que para destruir la Iglesia (cosa que jamás ocurrirá porque tenemos la Promesa de Nuestro Señor Jesucristo) entendió que había que atacarla desde adentro: por esos algunos malos se infiltraron en los Seminarios, llegaron a ser Sacerdotes, luego Obispos y hasta que por fin alcanzaron el Papado -pero sin ser realmente Papas, pues no pueden existir Papas malos-, pero así engañaron a muchos y el engaño es justo ese: "son malos Papas", pero ¡no!, ¡no pueden ser malos Papas!.
Hay tanta gente de buena conciencia, de buena voluntad dentro de la "iglesia del Vaticano II" que dicen "estamos esperando a que venga un buen Papa" y ese es un error gravísimo, porque al Papa hay que obedecerlo siempre, y si considero que Bergoglio es Papa lo tengo que obedecer, externa e internamente, porque así lo enseña el Magisterio de la Iglesia, no porque yo diga o piense, porque así lo enseña la Fe Católica, que al Papa siempre hay que obedecerlo, de lo contrario me vuelvo en un cismático, me aparto de la unidad de la Iglesia de Cristo, ya no soy parte de Cristo...
en el Tercer Domingo de Cuaresma, Molinari, Córdoba, Argentina)
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