jueves, 26 de octubre de 2023

ORAR, SUFRIR, AMAR y REPARAR, de las Revelaciones al Hno. Estanislao José

 


               Hemos visto la marcha ascendente del Hermano Estanislao José hacia la meta de la perfección. Apenas lleva un año en la vida religiosa y le vemos encendido en amores eucarístico-marianos. Las manifestaciones de los Corazones Eucarísticos, como quieren Ellos que les llame, han transformado su corazón, le han puesto al rojo vivo, en un estado abierto plenamente a la gracia, en un estado de heroísmo permanente. ¿Y quién le ha llevado por estos derroteros de tanta perfección?. Ya lo hemos dicho, el amor a la Madre divina, la devoción tierna y agradecida al Corazón Eucarístico de María; así quiere la Señora que la llame, y que todos la llamemos así: Corazón Eucarístico de María, y a Su Divino Hijo: Corazón Eucarístico de Jesús. Ellos han de ser ya el centro de las actividades espirituales, el objeto de las ilusiones de esta alma generosa en extremo. 

                Decía San Pablo: "¿Quién me separará del amor de Cristo?". Y el Hermano Estanislao José dice, con énfasis de enamorado: "¿Quién me separará del amor a los Corazones Eucarísticos de Jesús y María?". En los momentos más solemnes de su vida siempre los junta porque así se lo mandan Ellos, y no tiene otro afán, ni otra ilusión que darlos a conocer, que enseñar a amarles, servirles, reparar las blasfemias de los hombres y entregarse a Ellos con la máxima generosidad. 

               Nos preguntamos, ¿qué pedagogía ha empleado esta Madre divina para hacer tales transformaciones en tan breve tiempo? ¡Oh, la Madre, la Madre!. Si comprendiésemos los métodos eficacísimos que tiene para obrar en los hijos que se la entregan… Las almas que saben y quieren consagrarse, entregarse, venderse a la Virgen-Madre, tienen mucho camino andado en las sendas de la perfección. Ella les ilumina con luces especiales y les mueve la voluntad para obrar con facilidad, para volar en ambientes de sana espiritualidad. 

               Yo diría a los jóvenes que tienen ansias de amor, ansias de perfección, ansias de eternidad, que se arrojen con Fe y Amor en el Corazón Eucarístico de María. En él hallarán la alegría y el amor pleno de juventud; más, hallarán el fuego abrasador que necesitan para triunfar en todos los problemas que en la primavera de su vida se les puedan presentar.

               Hagan la prueba-verdad, no de mentirijillas, como dicen los niños, y pronto, si perseveran en la Consagración y en la fidelidad y en el amor delicado, pronto lo verán, lo disfrutarán. No hay, no habrá hombres más felices en la tierra que aquellos que saben entregarse a María en la Divina Eucaristía. 

               Antes de proseguir exponiendo la vida fascinadora del Hermano Estanislao José, queremos transcribir estos Deseos que por escrito manifiesta a su Santísima Madre: 

     1. Madre, Te pido un amor hacia Ti sin límites, un amor que no se pueda comparar con nada de este mundo, y que por la vida del cuerpo, jamás deje de amarte y la muerte mil veces antes de dejar de amarte.

     2. Madre, Te doy gracias sinceramente por estar mi vida limpia de pecado mortal, y Te pido la muerte antes que cometer un pecado venial deliberado.

     3. Madre, dame al don de oración para saber hablar Contigo y con mi Hermanito Jesús. 

     4. Madre, dame una humildad profunda, y que sepa humillarme siempre por Tu amor y en reparación de mi orgullo. 

     5. Madre, dame una Piedad sin límites, rezando bien y haciendo todas mis acciones con intención de agradarte y reparar las ofensas que Te hacen. 

     6. Madre, dame una pureza angelical, semejante a la Tuya que eres la Madre Purísima; Te prometo ser escrupulosísimo en esta virtud; guardaré modestia, tomaré consejo en todas las dudas. Quiero ser virgen para seguir al Cordero por toda la eternidad.

      7. Madre, dame una obediencia entregada, pensando que es a Dios a quien obedezco. Siempre obedeceré con alegría y por puro amor. 

     8. Madre quiero ser delicado en la Caridad con mis Hermanos, con los niños, con todos. 

               Estas peticiones se las presenté a la Madre en una de Sus fiestas y Ella me contestó: "Bien, hijo Mío, acepto tus peticiones. Ya sabes que te he escogido porque quiero que seas la flor predilecta de Mi Corazón. Sé fiel a la gracia y haré cosas grandes en ti".

               "Madre", le dije, "yo quiero ser todo Tuyo y siempre depender de Ti y sufrir lo que me mandes". Y Ella me contestó: "Escucha el plan de vida que has de llevar, y en todo te socorreré: ORAR, SUFRIR, AMAR y REPARAR".

               Yo me quedé parado, y luego añadí: Pero Madre mía, ¿eres Tú quien me lo dices? Ella me contestó: "Sí, hijo Mío, veo tu generosidad y buenos deseos. Déjame obrar en ti, no me pongas obstáculos; tú date todo a Mí y Yo me daré a ti. Ora, hijo mío, que la oración vale mucho. El que no ora se condena porque prescinde de la gracia". Estas disposiciones tan estupendas trajeron a su alma grande, nuevos aumentos de gracia y dones todavía más extraordinarios.



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