EN EL PRIMER ANIVERSARIO DE MI HERMANA
Ya ha pasado un año que nos dejaste, que te fuiste a descansar para siempre junto a Dios y Nuestra Señora, a la que le profesabas un amor de niña.
En este tiempo, cada día he sentido tu presencia y me ha dolido el no poder hablar como lo hacíamos aquí, pero te he rezado, te he llorado, te he llamado miles de veces, en medio de tantos problemas, como siempre, porque siempre estuviste cuando más te necesité.
¡Gracias por todo, Amparo! Amor eterno. Pronto nos reuniremos de nuevo. Te quiero mucho, hermana.
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