LAS JACULATORIAS son oraciones breves, piropos, alabanzas o peticiones, dedicadas a Dios Todopoderoso, a Nuestra Señora y en ocasiones, a los Santos y Ángeles; a lo largo de la Historia de la Iglesia, han servido para enfervorizar a los tibios y perfeccionar a los devotos. Frente a aquellos modernistas (neo protestantes) que atacan las oraciones repetitivas, tenemos EL EJEMPLO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO durante la Oración y Agonía en Getsemaní:
"Los dejó y se fue a orar por tercera vez, repitiendo las mismas palabras"
Evangelio de San Mateo, capítulo 26, versículo 39.
También encontramos otros ejemplos de oración insistente en la Sagrada Escritura, entre los cuales destacamos estas tres citas:
"Noche y día le pedimos insistentemente poder ver vuestro rostro y completar lo que falta a vuestra fe." -I Carta de San Pablo a los Tesalonicenses, capítulo 3, versículo 10.
"Elías era un hombre de igual condición que nosotros; oró insistentemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses." Apóstol Santiago, cap. 5, vers. 17.
"...y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche, y les hace esperar?" Evangelio de San Lucas, cap. 18, vers. 7.
"Elías era un hombre de igual condición que nosotros; oró insistentemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses." Apóstol Santiago, cap. 5, vers. 17.
"...y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche, y les hace esperar?" Evangelio de San Lucas, cap. 18, vers. 7.
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