"Los dejó y se fue a orar por tercera vez, repitiendo las mismas palabras"
Evangelio de San Mateo, capítulo 26, versículo 39.
También encontramos otros ejemplos de oración insistente en la Sagrada Escritura, entre los cuales destacamos estas tres citas:
"Noche y día le pedimos insistentemente poder ver vuestro rostro y completar lo que falta a vuestra fe." -I Carta de San Pablo a los Tesalonicenses, capítulo 3, versículo 10.
"Elías era un hombre de igual condición que nosotros; oró insistentemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses." Apóstol Santiago, cap. 5, vers. 17.
"...y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche, y les hace esperar?" Evangelio de San Lucas, cap. 18, vers. 7.
"Elías era un hombre de igual condición que nosotros; oró insistentemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses." Apóstol Santiago, cap. 5, vers. 17.
"...y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche, y les hace esperar?" Evangelio de San Lucas, cap. 18, vers. 7.
No desaproveches cualquier momento libre, un descanso, un traslado en coche, en el metro... en lugar de escuchar música o leer un libro mundano, dedícate a memorizar y rezar a la vez hermosas jaculatorias, besos a la Virgen Nuestra Madre, súplicas de hijos necesitados a Dios Padre.
Si ocupásemos más la mente con estos afectos a Dios y a Nuestra Señora, viviríamos con más calma, confiados en que la Providencia de Dios alcanza lo que nosotros apenas podemos rozar.
Empieza desde hoy mismo a recitar jaculatorias, mentalmente, busca esa intimidad con Jesús Nuestro Señor y con Su Bendita Madre, figúrate ante Ellos allí donde estés, y que de tu corazón broten solos los besos-jaculatorias.
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