y renueva en mí un espíritu firme”
(Salmo 51)
Santa Gertrudis de Helfta, religiosa cisterciense, tuvo una profunda experiencia mística en la que llegó a reclinar su cabeza en el Costado de Cristo y oír los latidos de Su Corazón.
En esta visión le llegó a preguntar a San Juan Evangelista por qué no había hablado de lo que sintió y entendió cuando reclinó la cabeza en el Costado de Nuestro Señor y escuchó los latidos. Él le respondió que su misión en ese tiempo en el que la Iglesia se formaba era hablar únicamente sobre la Palabra del Verbo Encarnado, pero que en los últimos tiempos es cuando les estaba reservada la gracia de oír la voz elocuente del Corazón de Jesús. A esta voz, el mundo, debilitado en el amor a Dios, se renovará, se levantará de su letargo y será inflamado en la Llama del Amor Divino.
Tal día como hoy, el 27 de Diciembre de 1673, Festividad litúrgica de San Juan Evangelista, el Sagrado Corazón de Jesús manifestaba a Santa Margarita María de Alacoque la conocida como Primera Gran Revelación.
Nuestro Señor le hace reposar en Su Divino Pecho, donde le descubre las maravillas de Su Amor y los Secretos de Su Corazón y así le confía...
"Mi Divino Corazón está tan apasionado de amor a los hombres, que pudiendo contener en Él las llamas de Su ardiente Caridad, es menester que las derrame valiéndose de ti, y se manifieste a ellos para enriquecerlos con los preciosos dones"
Jesús le pide enseguida su corazón, el cual ella le rogó que tomara. Y lo hizo poniéndolo en Su propio Corazón, (1) donde se lo enseñó como un pequeño átomo que se consumía en aquella ardiente hoguera. El corazón de Santa Margarita se convierte al contacto con el Corazón de Jesús, en llama encendida, llama que viene del Corazón de Jesús, que luego se lo deja de nuevo en el pecho de la Santa, como una llama ardiente en forma de corazón. Esta llama nunca se consumirá.
NOTAS ACLARATORIAS
1 El cambio o intercambio de corazones es una experiencia mística y a la vez corpórea, que consiste en intercambiar el corazón propio por el de Cristo Nuestro Señor; una profunda transformación sobrenatural de la voluntad y los afectos que el así favorecido no quiere o ama a otra cosa, sino lo que Dios quiere y ama. Fenómeno muy singular que se ha dado en pocos Santos, elevados místicos, almas muy piadosas, con un grado elevadísimo de unión con Dios Trino. A parte del caso de Santa Margarita también se produjo en algún momento de la vida de Santa Gertrudis, Santa Verónica Giuliani y Santa Rosa de Lima entre otras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.