Espero que la temporada navideña haya sido bendecida con paz y alegría para ustedes y que el Año Nuevo venga lleno de gracia.
Durante este período de Epifanía, celebramos la manifestación de Nuestro Divino Salvador a los Magos por medio de una estrella milagrosa. Podemos inspirarnos en estos Sabios por su cooperación con la gracia, su determinación de superar todos los obstáculos para encontrar al recién nacido Rey de los judíos, y su perseverancia en su búsqueda para ofrecerle sus dones (oro para el rey, incienso para el verdadero Dios y mirra para Su sepultura).
¡Qué sorprendente paralelo hay entre el llamado de los Magos y el llamado de un joven al Santo Sacerdocio! La vocación al Sacerdocio se revela al joven por la inspiración interior del Espíritu Santo para que sea un segundo Cristo, para que pueda ofrecer el Santo Sacrificio de la Santa Misa y asegurar la salvación de las almas, predicando el Evangelio y administrando los Sacramentos.
Esta inspiración interior debe ser alimentada espiritualmente por el individuo. Debe cultivar su vocación a través de la oración, la lectura espiritual y la meditación para conocer y apreciar mejor su sagrada vocación. De este modo, el joven, como los Reyes Magos, debe cooperar con la Gracia de Dios y seguir la "estrella" de su vocación. En el proceso, sin duda encontrará obstáculos humanos en la búsqueda de su objetivo:
Si la "estrella" desaparece, como cuando un joven experimenta dudas o sequedad espiritual, buscará, como los Reyes Magos, el consejo de los que están en el poder para conocer la Voluntad de Dios y proseguir su búsqueda. Así como los Magos fueron recibidos con indiferencia por la gente de Jerusalén, un joven puede encontrar que sus "amigos" son bastante indiferentes a su elección de Sacerdocio, pero seguirá el ejemplo de los Magos y no se desanimará.
Finalmente, así como Dios Todopoderoso recompensó a estos tres santos Sabios con el don de la Verdadera Fe por su cooperación con Su gracia y perseverancia, Él recompensará a un joven que de manera similar sigue su vocación al Sacerdocio. Su recompensa será el inestimable privilegio de ofrecer diariamente el Sacrificio de Nuestro Divino Señor, el mismo Salvador que los Magos encontraron en Belén con Su Santísima Madre María, y a quien ofrecieron su adoración y sus dones.
Oremos para que en un mundo sumido en las tinieblas de la ignorancia y el pecado, más jóvenes sigan la estrella del Sacerdocio que Dios les revela.
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