San Francisco de Asís "circundaba de amor indecible a la Madre del Señor Jesús, por haber hecho hermano nuestro al Señor de la Majestad y haber tenido misericordia de nosotros. En ella sobre todo, después de Cristo, ponía toda su confianza y por eso la hizo Abogada suya y de sus hermanos. Ayunaba en Su honor con gran devoción, desde la Fiesta de los Apóstoles Pedro y Pablo hasta la Fiesta de la Asunción" (San Buenaventura, Leyenda Mayor, 9, 3).
Las Siete Alegrías de la Virgen o Corona Franciscana, es una devoción parecida al Rosario. Se remonta al siglo XV y está en el origen de la corona de siete Misterios que muchos franciscanos llevan colgada en el cordón, si bien no forma parte del hábito.
La Corona Franciscana consta de 72 Avemarías, con la meditación de las siete principales alegrías que la Virgen experimentó a lo largo de los 72 años que, según la piadosa tradición, duró Su peregrinación por este mundo.
Así como en la Santa Cuaresma recordábamos los Siete Dolores de Nuestra Señora, en este Tiempo Pascual te invito a conocer y rezar esta hermosa Corona a la Nuestra Santa Madre.
Las oraciones finales son: dos Avemarías más, para llegar a un total de 72; después un Padrenuestro y un Ave María por la Restauración del Papado, para lucrar así las indulgencias concedidas a esta Corona Franciscana.
Oh Dulcísima Virgen María, Madre de Dios, Reina de los Ángeles y seguro refugio de pecadores, Te ruego por todos Tus Gozos, que vuelvas Tus benignos ojos obre el más imperfecto de Tus devotos y recibas con agrado esta Corona en memoria de Tus principales alegrías. Continúa Tu Patrocinio conmigo y aumenta mi afecto y devoción a Ti.
Concédeme la gracia de ser del número de los que Tú amas y guardas escritos en Tu Inmaculado Corazón. Te encomiendo igualmente a Tu clementísima intercesión, a la Santa Iglesia Católica, por la extirpación de las herejías, la perpetua paz y unión entre los príncipes cristianos y finalmente todos los vivos y difuntos por los que es mi obligación rogar.
Particularmente Te ruego me alcances de Tu Divino Hijo el perdón de mis gravísimos pecados, los auxilios oportunos para cumplir la Divina Ley y la perseverancia final, que será, Virgen Inmaculada, el más glorioso Triunfo de Tu intercesión Divina. Amén.
El Papa San Pío X, Terciario Franciscano (1903-1914), deseando que todo el Pueblo Cristiano practique esta tierna devoción, ha concedido a todos los Fieles las siguientes Indulgencias:
Plenaria
a) cada vez que recen la Corona públicamente en las Iglesias Franciscanas junto con los Frailes o Monjas de la Orden Seráfica [Para ganar esta Indulgencia no se requiere el uso de la Corona material.-
b) en cada una de las Fiestas de las Siete Alegrías [Anunciación.- El Hallazgo del Niño Jesús le celebra la Iglesia en el Domingo después de la Epifanía.- En la Fiesta de las 7 Alegrías (22 o 27 de Agosto) se gana la misma Indulgencia. Y en las principales Fiestas de la Virgen (Purísima Concepción.- Natividad.- Anunciación.- Purificación.- Asunción), o en uno de los siete días siguientes, si, habiéndose confesado y comulgado rezan la Corona;
c) una vez al mes si acostumbran rezar la Corona todos los Sábados, el día a su arbitrio, en que se confiesen y comulguen.
d) en el artículo de la muerte, si se ha poseído dicha Corona y rezado durante la vida, confesado u comulgado, o no pudiendo hacer, invocando con la boca, si es posible y si no, con el corazón el Santísimo Nombre de Jesús y aceptando resignados la muerte de manos del Señor.
Parciales
a) de 300 años rezando la Corona en las demás Fiestas de la Virgen, fuera de las indicadas;
b) de 200 años en los días festivos de precepto;
c) de 100 años en los Sábados;
d) de 10 años, si se retiene consigo la Corona y se reza con frecuencia, por cada acto de piedad o caridad que se practique, y cada vez que se recen siete Ave Marías, en honor de las Alegrías de la Virgen. Todas están Indulgencias son aplicables a las Almas del Purgatorio: para ganarlas es condición necesaria que las Coronas que se usan estén bendecidas por el Ministro General de la Orden de los Frailes Menores o por otro Sacerdote.
Por singular gracia, para ganar las principales indulgencias citadas no se requiere que el rezo de la Corona se haga de una vez, sino que pueden distribuirse los Misterios por el día; ni es necesario meditar en dichos Misterios o Alegrías; ni tener la Corona en la mano; lo cual hace facilísimo el rezo de esta devoción.
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