Esta Devoción consiste en invocar el Nombre de Jesús mil veces; Jesús significa "Salvador"; es éste un nombre dado por el Cielo: al Patriarca San José se lo manifestó el Ángel en sueños (ver el Evangelio de San Mateo, cap. 1, vers. 21) y también fue comunicado a la Santísima Virgen, el Arcángel San Gabriel, en el momento de la Anunciación (ver el Evangelio de San Lucas cap. 1, vers. 31-33).
El Poder de intervención y la majestad de este Nombre es milagroso, porque está sobre todo nombre y ante el cual se arrodilla todo ser, en los cielos, en la tierra y en los infiernos.
NOS DARÁ UNA DELICIOSA PAZ
Damos las gracias a nuestros amigos efusivamente por cualquier pequeño favor que nos hacen. Pero olvidamos o abandonamos el dar gracias a Dios por Su inmenso amor hacía nosotros, por haberse hecho hombre por nosotros, por morir por nosotros, por todas las Misas que podemos oír, y las Sagradas Comuniones que podemos recibir y no recibimos, ¡Qué negra ingratitud!
Repitiendo a menudo el Nombre de Jesús, corregimos esta grave falta y agradecemos a Dios y le damos gran gozo y gloria.
¿No desearías dar alegría a Dios? ¿Quieres? Entonces, querido amigo, agradece, agradece, a Dios. Él está esperando tus gracias.
La Preciosa Sangre purifica nuestras almas y nos eleva a un alto grado de santidad. ¡Es todo tan fácil! Tenemos solamente que repetir amorosa, alegremente y con reverencia "Jesús, Jesús, Jesús".
Si estamos tristes o deprimidos, si estamos preocupados con miedos y dudas, este Divino Nombre nos dará una deliciosa paz. Si somos débiles e indecisos nos dará nueva fuerza y energía.
Cuando Jesús estaba en la tierra, ¿no fue a consolar y confortar a todos aquellos que eran infelices? Aún lo hace todos los días por aquellos que lo piden.
Si estamos sufriendo por problemas de salud y tenemos dolores, si alguna enfermedad está afectando a nuestros pobres cuerpos, Él puede curamos. ¿Acaso Él no curó a los enfermos, los cojos, los ciegos, los leprosos? No nos dijo: "Venid a Mí vosotros los que estáis cansados, y abrumados que Yo os aliviaré". Muchos podrían tener buena salud si solamente pidieran a Jesús por ella.
No obstante, consulta a los médicos, usa los remedios que te den pero por encima de todo ¡pídele a Jesús!
El Nombre de Jesús es la más corta, la más fácil, la más poderosa de todas las plegarías. Nuestro Señor nos dice que podemos pedir al Padre en Su Nombre, por ejemplo, en el Nombre de Jesús, y recibiremos. Todas las veces que decimos ''Jesús", estamos diciendo una fervorosa oración por todo, todo lo que necesitamos.
Padre Paul O´Sullivan
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