lunes, 8 de julio de 2024

SOR MARÍA DE SAN PEDRO Y DE LA SAGRADA FAMILIA, Apóstol de la Santa Faz de Nuestro Señor Jesucristo


               "Después de haberme entregado así a Él, me parece que Él se entrega recíprocamente a mí con todos Sus Méritos; une mi alma a la Suya y me introduce en Sus deseos y en los honores que rinde a Su Padre mediante Su estado de Víctima. Así que me pierdo de vista para ocuparme, de mi Esposo celestial, de la Gloria de Dios y de la salvación de las almas...". Sor María de San Pedro y de la Sagrada Familia.



               Perrine Éluère nació el 4 de Octubre de 1816, en Rennes, hija de Pierre y France Portier, que formaron una cristiana familia con 12 hijos. Fue bautizada a los pocos días en la iglesia de Saint-Germain. Debido a la prematura muerte de su madre su padre educó solo a los niños. La enfermedad se llevaría a los hijos de la familia uno a uno: morirán uno tras otro, dejando sólo un niño y a la joven Perrine, que siendo adolescente es enviada a aprender a coser, con dos de sus tías paternas.

               El 13 de Noviembre de 1839, ingresó en el Carmelo de Tours, donde cambió su nombre de pila por el de Sor María de San Pedro y de la Sagrada Familia, destacando en ella una devoción particular a la Santa Infancia de Jesús. El 8 de Junio de 1841 se convirtió en esposa de Cristo, cuando formuló su Profesión como Carmelita Descalza. 

               Entre 1843 a 1847, Sor María de San Pedro recibió diversas manifestaciones celestiales de Nuestro Señor y la Virgen. Así, cuenta la religiosa que en 1844, en una de sus primeras visiones, Jesús le manifestó: "Quienes miren Mi Faz herida en la tierra, contemplarán un día la Gloria y la Majestad con la que está rodeada en el Cielo". 

               En 1843 se reunió con el Arzobispo de Tours, Monseñor Morlot, para pedirle que difundiera esta oración devocional, pero el Prelado no tomó en serio las peticiones de la humilde carmelita. 

               El 11 de octubre de 1845, Nuestro Señor le dio una nueva revelación por la importancia de hacer reparación a Su Santa Faz: "Busco Verónicas para enjugar y venerar Mi Divina Faz, la cual tiene pocos adoradores". 

               A pesar de las primeras negativas por parte de la Autoridad Eclesiástica, en 1847, Sor María de San Pedro reiteró su petición, y finalmente obtuvo del Obispado autorización para fundar una archicofradía de laicos, destinada a orar por la reparación de las ofensas cometidas contra la Santa Faz. 

               Siguiendo los dictados de Nuestro Señor, Sor María de San Pedro hizo acuñar una insignia con la imagen de la Santa Faz, como distintivo de la Archicofradía y señal de entrega a la obra de reparación de las blasfemias; la archicofradía comenzó a extenderse muy pronto por toda Francia, siendo inspiración para otras naciones que pronto quisieron afiliarse a la causa. 

               El 30 de Marzo de 1848 a Sor María de San Pedro le fallan las fuerzas e ingresa en la enfermería del Convento, de donde no volverá a salir: se le diagnostica tuberculosis pulmonar, complicada por otras dolencias, algunas de ellas fruto de una vida mortificada. 

               Sor María de San Pedro, "la Apóstol de la Santa Faz", murió el 8 de Julio de 1848, después de siete años y un mes de ser fiel a Nuestro Señor como esposa, con fama de perfecta religiosa y con la alegría de haber cumplido su misión de renovar la devoción a la Santa Faz.

               Enterrada inicialmente en el Cementerio de Saint-Jean des Corps, su tumba se convirtió rápidamente en lugar de peregrinación; el 13 de Noviembre de 1857, cuando se cumplían 18 años del ingreso en el Carmelo de Sor María de San Pedro, sus virginales restos serían trasladados a la iglesia del Convento.




Díptico para ser impreso a doble cara; se permite su copia 
y difusión, sin fines lucrativos o comerciales.




               "... Habiendo tomado como tema de mi oración la traición de Nuestro Señor por parte de Judas, consideré con dolor qué ultraje había recibido la Santa Faz de Nuestro Señor con tan pérfido beso, y me pareció que Nuestro Señor me invitaba a besar la imagen de Su Santa Faz con mucho amor, en espíritu de reparación. Después de haber realizado varios actos, sentí internamente que Nuestro Señor me atraía hacia Él. Obedecí este toque secreto de gracia. Así que este Divino Salvador tuvo la bondad de instruirme sobre la excelencia del don que me había hecho al darme Su Faz adorable..." 


Carta de Sor María de San Pedro, 29 de Octubre de 1845



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