Si es posible, entre las once y doce de la noche, hagamos la Hora Santa de reparación por los pecados de todos los consagrados, como pidió el Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita Mª. de Alacoque.
* * * BREVE REFLEXIÓN * * *
A pesar de que muchas veces nos encontramos de cierto “como ovejas sin Pastor”, no dejemos ni un solo día, pero hoy, de forma especial -por ser el día que Nuestro Señor instituyó la Santa Misa y el Sacerdocio- de rezar, de sacrificarnos, de inmolar nuestra vida, por la santidad de los sacerdotes.
Demos gracias a Dios por los buenos y santos sacerdotes que tenemos y que son genuinamente CATÓLICOS; aquellos que no han apostatado de la Verdadera Fe y que son despreciados por ser fieles a la Tradición. Sacerdotes que son el estandarte y salvaguarda de la CATOLICIDAD, que pronto se verá por doquier, cuando llegue el prometido Triunfo del Inmaculado Corazón de María, el Reino del Sagrado Corazón.
Ofrezcámonos al mismo tiempo, como VÍCTIMAS, padeciendo con amor y resignación cualquier problema -por pequeño que sea- para agradar al Sagrado Corazón de Jesús y pedirle así perdón por todos aquellos sacerdotes y obispos inicuos, “lobos con piel de cordero”, que viven como si no fuesen hombres sagrados, que han renunciado a la Verdad Suprema y que no contentos con ello, se convierten en perseguidores de los que defienden la Fe Católica de siempre.
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