lunes, 11 de julio de 2011

SUFRIR POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO




*** Nuestra enfermedad: medio para aliviar y redimir a las Almas del Purgatorio ***

   El Santo Sacrificio de la Misa es el mejor medio de ayudar a nuestras hermanas las Almas del Purgatorio; sin embargo, existen otras maneras de aliviarlas en sus sufrimientos purificadores, como es el de “confraternizar” con ellas en sus dolores.

   ¿Cómo hacerlo?. Muy fácil: ofreciendo las molestias de nuestro trabajo cotidiano, las angustias y tristezas de cada día así como cualquier dolencia temporal que podamos tener. 

   En el caso de los enfermos, si aceptan con alegría y resignación el dolor causado por su dolencia y ofrecen este sufrimiento, como Cristo en la Cruz, por el alivio y liberación de las Almas del Purgatorio, pueden estar seguras que harán mucho bien a esas Benditas Ánimas.

  Hay muchos que ante el misterio del dolor y la enfermedad, se sienten apesadumbrados y prefieren protestar a Dios, sin darse cuenta que Nuestro Señor bendice con Su Cruz a los que ama.

  Si esta es tu situación, levanta tu corazón, anímate y da gracias a Dios que te ha permitido llevar sobre tu cuerpo la Cruz de la enfermedad…¡ cuántas almas del Purgatorio podrás liberar gracias a tu dolor!


*** Santa Margarita de Alacoque y las Almas del Purgatorio ***


   La que fuera la principal vidente del Sacratísimo Corazón de Jesús, escribió en su autobiografía:


   “Hallándome ante el Santísimo Sacramento el día del Corpus Christi, de repente te me apareció una persona envuelta en llamas. Su lamentable estado me indujo a pensar que se hallaba en el Purgatorio, por lo que vertí muchas lágrimas.


   Esa alma me dijo que era un monje benedictino que me había confesado una vez y que me había admitido a comulgar; por esa razón, Dios le concedió la gracia de comunicarse conmigo para pedirme ayuda.


   Me pidió que ofreciese por él, a lo largo de los tres siguiente meses, todos mis sufrimientos y buenas obras.


   Transcurrido aquél tiempo, lo vi radiante de gozo y gloria, disfrutando la felicidad eterna. Muy agradecido, me prometió que velaría por mí ante el Trono de Dios.”

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