"Jesucristo vino al mundo por medio de la Santísima Virgen , y por medio de Ella debe también reinar en el mundo.
La vida de María fue vida oculta; por eso el Espíritu Santo y la Iglesia la llaman Alma Mater : Madre oculta y escondida (1). Su humildad fue tan grande, que no hubo para Ella en la tierra anhelo más poderoso y constante, que pasar desconocida de sí Misma y de toda criatura, para ser conocida sólo de Dios.
Pidió sobre todas las cosas la pobreza y la humillación; y Dios, condescendiendo, tuvo a bien ocultarla en su concepción, en su nacimiento, en su vida, en sus misterios, en su resurrección y asunción, a las miradas de todos los hombres. Sus mismos padres no la conocían; y aún los ángeles unos a otros se preguntaban frecuentemente ¿Quién es esta? (2). Y es que el Altísimo se la ocultaba; o si algo les descubría, era infinitamente más lo que les encubría.
Dios Padre, a pesar de haberle comunicado su Poder, consintió en que María durante su vida no obrase ningún milagro, al menos portentoso. Dios Hijo, a pesar de haberle comunicado su Sabiduría, permitió que apenas hablase. Dios Espíritu Santo, a pesar de ser Ella su Esposa fiel, consintió en que los apóstoles y evangelistas dijesen de Ella muy poco, y solamente lo necesario para dar a conocer a Jesucristo."
San Luis Mª. Grignión de Montfort, "Tratado de la Verdadera Devoción"
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