"Si aumentan los males y los asaltos de los malvados, crezca igualmente y aumente sin cesar la piedad de todos los buenos; esfuércense éstos por obtener de nuestra amantísima Madre, especialmente por medio del Santo Rosario a Ella tan acepto, que cuanto antes brillen tiempos mejores para la Iglesia y para la humana sociedad."
...vano será, ciertamente, empeñarse en buscar remedios a la continua decadencia de la vida pública, si la sociedad doméstica -principio y fundamento de toda la humana sociedad- no se ajusta diligentemente a la norma del Evangelio. Nos, afirmamos que el rezo del Santo Rosario en familia es un medio muy apto para conseguir un fin tan arduo. ¡Qué espectáculo tan conmovedor y tan sumamente grato a Dios cuando, al llegar la noche, todo el hogar cristiano resuena con las repetidas alabanzas en honor de la augusta Reina del Cielo! Entonces el Rosario, recitado en común, ante la imagen de la Virgen, reúne con admirable concordia de ánimos a los padres y a los hijos que vuelven del trabajo diario; además, los une piadosamente con los ausentes y con los difuntos; finalmente, liga a todos más estrechamente con el suavísimo vínculo del amor a la Virgen Santísima, la cual, como amantísima Madre rodeada por Sus hijos, escuchará benigna, concediendo con abundancia los bienes de la unidad y de la paz doméstica.
Así es como el hogar de la familia cristiana, ajustada al modelo de la de Nazaret, se convertirá en una terrenal morada de santidad y casi en un templo, donde el Santo Rosario no sólo será la peculiar oración que todos los días se eleve hacia el Cielo en olor de suavidad, sino que también llegará a ser la más eficaz escuela de la vida y de las virtudes cristianas..."
(Ingruentium Malorum, Encíclica sobre el Rosario en Familia, del Papa Pío XII, 1951)
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