La Santa Iglesia busca en Nuestro Padre San José el mismo apoyo, la fortaleza, la defensa y la paz que supo proporcionar a la Sagrada Familia de Nazaret, que fue como el germen en que ya se encontraba contenida toda la Iglesia.
El Patrocinio de San José se extiende a la Iglesia Universal: la Triunfante, en el Paraíso, donde piadosamente se cree que San José se encuentra en cuerpo y alma; también es Patrón de la Iglesia Militante -aquí en este mundo- como lo reconociera el Papa Pío IX en 1870, alcanzando por último su protección sobre las Benditas Ánimas del Purgatorio.
San José es realmente Padre y Señor, que protege y acompaña en su camino terreno a quienes le veneran, como protegió y acompañó a Nuestro Señor durante los años ocultos en el taller de Nazareth. No desaproveches la ocasión para dedicar hoy un rato a San José: pídele por ti, por tus necesidades, pero ten la caridad de solicitarle que siga ayudando a los Fieles Difuntos que esperan en el Purgatorio el día de su liberación.
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