El 24 de Agosto de 1926, cuando se cumplía el segundo centenario de la Canonización de San Juan de la Cruz, el Papa Pío XI, accediendo a las súplicas de todo el Episcopado del Mundo Católico, singularmente el de España, a las de Universidades, Academias y Centros de cultura, después de maduro y prolijo examen hecho por la Sagrada Congregación de Ritos, de estas peticiones y de los escritos y virtudes del Santo, y habiendo emitido voto unánime, declaró solemnemente a San Juan de la Cruz Doctor de la Iglesia Universal, calificándolo el propio Papa como "Doctor de la Oración".
Con un estilo naturalmente florido y endiosado, y una delicadeza con que trata los puntos más delicados y las cosas más recónditas que pasan entre Dios y el alma, San Juan de la Cruz hace de sus escritos un arsenal de armas bien templadas para luchar con seguridad contra todas las acechanzas del demonio y contra todas las engañosas maquinaciones de nuestras más violentas pasiones.
Todos sus libros están impregnados de Santidad y de Gloria, respirando rayos de la Divinidad que con rapidez inaudita se apoderan del corazón del piadoso lector que saborea la alta ciencia que en ellos se contiene.
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