que se niegue a sí mismo,
Encontrándome en mi habitual estado, me he encontrado fuera de mí misma, y he encontrado a mi siempre amable Jesús, todo chorreando sangre, con una horrible corona de espinas, y con dificultad me miraba por entre las espinas, y me dijo:
"Hija mía, el mundo se ha desequilibrado porque ha perdido el pensamiento de Mi Pasión. En las tinieblas no ha encontrado la luz de Mi Pasión que lo ilumine, que haciéndole conocer Mi Amor y cuántas penas Me cuestan las almas, pueda reaccionar y amar a quien verdaderamente lo ha amado, y la luz de Mi Pasión, guiándolo, lo ponía en guardia de todos los peligros; en la debilidad no ha encontrado la fuerza de Mi Pasión que lo sostenga; en la impaciencia no ha encontrado el espejo de Mi paciencia que le infunda la calma, resignación, y ante Mi paciencia, avergonzándose tenga como un deber dominarse a sí mismo; en las penas no ha encontrado el consuelo de las penas de un Dios, que sosteniendo las suyas le infunda amor al sufrir; en el pecado no ha encontrado Mi Santidad, que haciéndole frente le infunda odio a la culpa.
¡Ah! en todo ha prevaricado el hombre porque se ha separado en todo de quien podía ayudarlo, por eso el mundo ha perdido el equilibrio, ha hecho como un niño que no ha querido conocer más a su madre, como un discípulo que desconociendo al maestro no ha querido escuchar más sus enseñanzas ni aprender sus lecciones, ¿qué será de este niño y de este discípulo?. Serán el dolor de sí mismos y el terror y el dolor de la sociedad. Tal se ha hecho el hombre, terror y dolor, pero dolor sin piedad, ¡ah, el hombre empeora, empeora siempre más y Yo lo lloro con lágrimas de sangre!"
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