Como cada lunes, recordemos con amor y devoción a nuestros difuntos; tengamos especial atención para aquellas Almas retenidas en el Purgatorio, donde se purifican de sus pecados antes de contemplar a Dios cara a cara, para toda la eternidad.
Quién sabe, quizás nuestros padres, hermanos, hijos, amigos amados, estén allí, esperando la caridad de nuestras oraciones, aguardando que oigamos la Santa Misa por ellos, deseando que demos limosna u ofrezcamos algún sacrificio, algo que nos cueste hacer por ellos, para aliviarles y liberarles de aquéllas terribles penas.
Os animo a leer y releer esta hermosa oración, que dentro de poco imprimiré en estampas, para conseguir que aquellas Bienaventuradas Almas vean cumplidas sus deudas por los pecados cometidos en este mundo y lleguen por fin al Paraíso. ¿De veras creéis que una vez allí se olvidarán de nosotros? Al contrario: sabedoras de que les hemos ayudado, ellas serán nuestras seguras y fieles intercesoras ante la Majestad de Dios.
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Padre Todopoderoso y Eterno: te ofrezco por las manos purísimas de Nuestra Señora, todas las Santas Misas celebradas hoy para tu mayor gloria y por la redención de las Benditas Almas retenidas en el Purgatorio.
Humildemente te suplico que tengas piedad de Ellas y les perdones sus pecados mediante los méritos de Tu amadísimo Hijo.
Para compensar la alabanza, el agradecimiento, el amor, el honor y los méritos que estas almas omitieron manifestar y acumular en su vida terrenal, te ofrezco toda la alabanza, el amor, el honor, el agradecimiento y los sufrimientos con los que te honraba Tu Hijo mientras estaba en la tierra.
Como recompensa por todas las faltas y omisiones que estas almas demostraron en este mundo, te ofrezco el celo fervoroso que profesó Tu Hijo Amado en sus obras, y en las obras que Él mismo renueva y alza hacia Ti en todas las Santas Misas.
Por la purificación de las manchas de los pecados que todavía persisten en las Benditas Almas del Purgatorio, te ofrezco la Sangre Divina que derramó Tu Hijo y que derrama cada día sobre nuestros altares.
Como redención por todas las penas y castigos que sufren las Almas purgantes, te ofrezco la Dolorosa Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, que se renueva en el Santo Sacrificio de la Misa.
Finalmente, para poder apaciguar Tu rigorosa Justicia, te ofrezco todas las virtudes y méritos ejercidos y adquiridos por las Almas de Purgatorio durante su vida en la tierra, juntamente con las virtudes y méritos de la Virgen Santísima Nuestra Señora, de todos los santos, Bienaventurados y Almas Víctimas que suplen los méritos y obtienen la liberación de aquellas Almas Benditas retenidas en la cárcel de amor que es el Purgatorio.
Amén.
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