Cómo, estando gravemente enferma Santa Clara,
fue transportada milagrosamente, en la noche de Navidad,
a la iglesia de San Francisco
Capítulo XXXV, Florecillas de San Francisco de Asís
Hallándose una vez Santa Clara gravemente enferma, hasta el punto de no poder ir a la iglesia para rezar el oficio con las demás monjas, llegó la solemnidad de la Natividad de Cristo. Todas las demás fueron a los maitines, quedando ella sola en la cama, pesarosa de no poder ir con ellas y tener aquel consuelo espiritual.
Pero Jesucristo, su Esposo, no quiso dejarla sin aquel consuelo: la hizo transportar milagrosamente a la iglesia de San Francisco y asistir a todo el oficio de los maitines y de la Misa de media noche, y además pudo recibir la Sagrada Comunión; después fue llevada de nuevo a su cama.
Las monjas, terminado el oficio en San Damián, fueron a ver a Santa Clara y le dijeron:
-- ¡Ay Madre nuestra, sor Clara! ¡Cuánto consuelo hemos tenido en esta santa noche de Navidad! Pluguiera a Dios que hubieras estado con nosotras.
Y Santa Clara respondió:
-- Yo doy gracias y alabanzas a mi Señor Jesucristo Bendito, hermanas e hijas mías amadísimas, porque he tenido la dicha de asistir, con gran consuelo de mi alma, a toda la función de esta Noche Santa y ha sido mayor que la que habéis tenido vosotras; por intercesión de mi padre San Francisco y por la gracia de mi Señor Jesucristo, me he hallado presente en la iglesia de mi padre San Francisco, y he oído con mis oídos espirituales y corporales todo el canto y la música del órgano, y hasta he recibido la Sagrada Comunión. Alegraos, pues, y dad gracias a Dios por esta gracia tan grande que me ha hecho. Amén.
Texto facilitado por la Hna. Úrsula, de la Tercera Orden de San Francisco.
¡Qué maravilla y qué alegría!
ResponderEliminarFeliz domingo de Adviento.