"Nos has rescatado, Señor, con Tu Sangre,sin distinción de tribu, lengua, pueblo y nación; e hiciste de nosotros un reino para nuestro Dios."
(Apoc. 5, 9 )
Tributamos hoy merecido homenaje que mana de las heridas y del Corazón de Cristo, precio infinito de nuestro rescate y que ha merecido nuestra santificación. Instituyó esta Fiesta el Papa Pío IX en 1849, cuando habiendo sido desterrado de Roma por la revolución, después de refugiarse en la ciudad de Gaeta, pudo regresar a la Ciudad Eterna.
La historia de la Devoción a la Preciosa Sangre de Nuestro Señor es la misma Historia de la Santa Iglesia Católica, porque Nuestro Señor, con el derramamiento de Su Bendita Sangre, desde la flagelación hasta la inmolación en la Cruz, nos ha redimido de nuestros pecados; en esta necesaria devoción se condensa la Predicación del Evangelio y la administración de los Sacramentos, especialmente en la confesión sacramental, donde místicamente, vuelve a rociarnos con esa Preciosa Sangre para lavarnos de la inmundicia del pecado
Los Santos Padres fueron devotísimos de la Preciosa Sangre, como San Juan Crisóstomo en Oriente y San Agustín en Occidente. Entre las Santas, las revelaciones de Santa Gertrudis están llenas de las palabras más dulces y profundas acerca de la Preciosa Sangre.
Pero fue Santa Catalina de Siena, la que mayormente destacó en su amor y veneración por la Sangre Bendita de Nuestro Señor, eligiendo esta devoción como su predilecta, además de remedio necesario para todos los males de cualquier época.
LA PRECIOSÍSIMA SANGRE Y EL SACRIFICIO DE LA MISA
La Devoción de la Preciosa Sangre es inseparable del Santo Sacrificio de la Misa, donde Nuestro Señor se hace presente en el Altar con Su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinad por medio de las palabras de la Consagración; sería ideal que todo buen católico, en el momento de la elevación del Cáliz, rogase para sí y para los suyos, ser lavados en esta Bendita Sangre; que pidamos al Buen Jesús, que si fuese necesario, también nosotros derramemos nuestra sangre para defender y transmitir la Fe Católica, como han hecho los innumerables Mártires que no dudaron en entregarse como Nuestro Señor lo hizo en la Cruz Redentora.
Imagen cortesía del Sr. Piergiorgio Seveso
En ese momento culmen de la elevación del Cáliz, no olvidemos a nuestras Hermanas las Almas del Purgatorio, y solicitemos también para Ellas, que la Preciosa Sangre de Cristo las libere -o al menos alivie- de sus tormentos purificadores.
LA PRECIOSÍSIMA SANGRE Y EL SACRIFICIO HUMANO
Un rasgo distintivo de la Devoción a la Preciosa Sangre es el principio cristiano del sacrificio, palabra desterrada por el mundo moderno y hasta por los sectores más progresistas del catolicismo; y es que el sacrificio es el elemento cristiano de la santidad, ya que implica pisotear el amor propio y amar la humildad y el olvido de todo afecto que nos aparte del amor de Dios.
No podemos contemplar a Cristo en la Cruz, llagado, ensangrentado, muerto por nuestros crímenes, y pretender vivir sin renunciar a un apego, rodeados de comodidades y lujos innecesarios. Los verdaderos devotos de la Preciosa Sangre, serán católicos fieles, sumisos a la Voluntad de Dios y a la Doctrina de la Iglesia, pero también almas piadosas y mortificadas, no en grandes penitencias, sino en el silencio de aquél que por ejemplo se priva de ver la televisión, de llamar por teléfono a un buen amigo o del que prefiere dar a una obra de caridad antes que comprarse un par de zapatos.
Letanías de la Preciosa Sangre
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo óyenos.
Cristo escúchanos.
Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios Espiritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Santa Trinidad, un solo Dios, ten misericordia de nosotros.
Sangre de Cristo, Hijo Único del Padre Eterno, (se repite en cada invocación SÁLVANOS) Sangre de Cristo, Verbo encarnado,
Sangre de Cristo, Nuevo y Antiguo Testamento,
Sangre de Cristo, derramada sobre la tierra durante su agonía,
Sangre de Cristo, vertida en la flagelación,
Sangre de Cristo, que emanó de la corona de espinas,
Sangre de Cristo, derramada sobre la Cruz,
Sangre de Cristo, precio de nuestra salvación,
Sangre de Cristo, sin la cual no puede haber remisión,
Sangre de Cristo, alimento eucarístico y purificación de las almas,
Sangre de Cristo, manantial de misericordia,
Sangre de Cristo, victoria sobre los demonios,
Sangre de Cristo, fuerza de los Mártires,
Sangre de Cristo, virtud de los confesores,
Sangre de Cristo, fuente de virginidad,
Sangre de Cristo sostén de los que están en peligro,
Sangre de Cristo, alivio de los que sufren,
Sangre de Cristo, consolación en las penas,
Sangre de Cristo, espíritu de los penitentes,
Sangre de Cristo, auxilio de los moribundos,
Sangre de Cristo, paz y dulzura de los corazones,
Sangre de Cristo, prenda de la vida eterna,
Sangre de Cristo que libera a las Almas del Purgatorio,
Sangre de Cristo, digna de todo honor y de toda gloria,
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros.
V. Nos rescataste, Señor, por tu Sangre.
R. E hiciste nuestro el reino de los cielos.
Oremos. Dios Eterno y Todopoderoso que constituíste a tu hijo único Redentor del mundo, y que quisiste ser apaciguado por su sangre, haz que venerando el precio de nuestra salvación y estando protegidos por él sobre la tierra contra los males de esta vida, recojamos la recompensa eterna en el Cielo. Por Jesucristo Nuestro Señor. V. Amén.
Paso a visitar tu blog y quedo muy agradecido por lo aprendido de el, me quedo como seguidor y prometo volver pronto, desde Jaen mi tierra te mando un abrazo y mis deseos de que tengas una feliz semana
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Don Miguel! Conozco bien Jaén, ya que tengo una tía en Ibros.Unidos siempre en la oración.
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