"...la oración mental no es más, para mí, que una íntima relación de amistad, un frecuente retención solo a solo con Aquel que sabemos que somos amados. Pero dirán que aún no lo amas. Sí, para que el amor sea verdadero y la amistad duradera, necesitamos igualdad de condiciones, pero sabemos que mientras Nuestro Señor no puede tener ningún defecto, somos viciosos, sensuales y ingratos, por lo que no podemos amar tanto como Él se merece. Sin embargo, teniendo en cuenta lo beneficioso que es tenerlo por amigo y lo mucho que Él te ama, también soportan la pena de estar con alguien que sienten tan diferente a ustedes..."
Santa Teresa de Jesús, "Vida", Cap. VIII, n. 5
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