Jesús en el Sagrario tiene algo que decirte: Como a Simón, te dice a ti: «Tengo algo que decirte». Y antes de que le respondas, «Maestro, di», quiero y te ruego que te detengas un poco a saborear esas palabras. Fíjate en el afectuoso interés que revela ese tener Él, ¿sabes quién es Él?, que decirte algo a ti, a ti. ¡Él a ti! ¿Puedes medir toda la distancia que hay entre esos dos puntos?.
Pues tampoco podrás apreciar cumplidamente todo el valor de ese interés que tiene Él en hablarte a ti. ¡Él a ti! Nosotros tan insignificantes, pese a nuestro orgullo, en el mundo y ante los hombres; nosotros, ¡bendito Evangelio que nos lo ha revelado!, que el Rey más sabio, rico, poderoso y alto nos espera a cualquier hora del día y de la noche en el Sagrario para decirnos a cada uno con un interés revelador de un cariño infinito, la palabra que en aquella hora nos hace falta.
Y ¡que todavía haya aburridos, tristes, desesperados, despechados, desorientados por el mundo! ¿Qué hacen que no vuelan al Sagrario a recoger su Palabra, la palabra que para esa hora suprema de aflicción y tinieblas les tiene reservada el Maestro Bueno que allí mora? Y ¡tiene tanto valor “esa” Palabra!.
¿No has visto cómo se calma el ansia del enfermo dudoso de la gravedad de su mal al oír al médico la palabra tranquilizadora y anunciadora de pronta mejoría?. ¡Y la palabra del médico no cura!. ¡La Palabra del Sagrario, sí!.
(+) Manuel González, Obispo de Palencia
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.