La gratitud es un gran don que da Dios a las almas; adquiere rasgos de virtud y practicada es un estímulo y es una lección.
A nadie le desagrada el agradecimiento. Y sí le mortifica la ingratitud, la deslealtad, el olvido, incomprensión. Llevamos todos un corazón humano; y al mismo Jesús, de humanísimo corazón, también le mortificaban estas cosas. Y al Buen Jesús, también le agradaban los agradecimientos.
Pero es ejemplar, porque no es muy frecuente -por desgracia-, que los pueblos, la sociedad, las muchedumbres, se muestren colectivamente agradecidas. Y mucho menos frecuente que esta gratitud se le haga llegar, se le haga expresar, sinceramente y de corazón, a sus Curas, a sus Párrocos. Lo más frecuente es, que en la inmensa mayoría de las parroquias, vivan los Párrocos clavados en la gran Cruz del sufrimiento, en la gran Cruz de la ingratitud, de la incomprensión, del olvido, de la soledad y del abandono. Y si ello no fuera así, poco nos pareceríamos a Jesús.
Vienen a mi memoria aquellas frases de la Sagrada Escritura en uno de los Salmos, donde se dicen estas palabras: "Benedictio Domini populo suo quia honorificavit Prophetas", "la Bendición de Dios para su pueblo porque ha sabido honrar a sus Profetas".
Aquellos niños a quienes el Sacerdote quitó el pecado original; aquellos pecadores a quienes arrancó de las cadenas de Satanás; aquellos esposos a quienes bendijo su amor conyugal; aquellas familias a las que llevó la paz y la alegría en las casas; aquellas conciencias que se abrieron a la luz rutilante del soplo divino; aquellos pobres a quienes lleva el pan y la Misericordia; y aquellos enemigos y aquellas gentes hostiles a quienes les regala y les lleva su perdón, su amor, y su abrazo. Porque para todos hay cariño en el corazón de un Sacerdote...
Monseñor José Rodríguez y Rodríguez, nació en Juncalillo, Gáldar (isla de Gran Canaria) el 7 de Mayo de 1912. Fue ordenado Sacerdote por el Obispo Antonio Pildain, el 20 de Febrero de 1938. Obtuvo las Licenciaturas en Filosofía, Sagrada Teología y Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de Comillas; ejerció como Profesor de Derecho, Teología y Doctrina Social. Fundador de Cáritas Diocesana en 1957 e impulsor de numerosas obras sociales; el Gobierno Español le concedió la Gran Cruz de la Orden Civil de la Beneficencia; en su tierra natal fue distinguido con el título de Hijo Predilecto de Gran Canaria. Falleció en Las Palmas de Gran Canaria, el 7 de Enero de 2008.
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