El Cardenal Achille Ratti, fue elegido Romano Pontífice el 6 de Febrero de 1922, en el Cónclave que se celebró tras la muerte del Papa Benedicto XV. Era un hombre de una cultura excepcional y estaba muy bragado en los asuntos de la Curia Romana, pero su experiencia pastoral y cardenalicia se limitaba a unos pocos meses.
Fue coronado a los tres días, el 9 de Febrero, por el Cardenal Gaetano Bisleti, Protodiácono de Santa Agata in Suburra. La ceremonia de Coronación Papal tuvo lugar en la explanada del Vaticano; se convirtió en la primera coronación papal celebrada públicamente desde que, en 1870, Pío IX proclamara la «cautividad» de la Iglesia Católica. Desde entonces, los Papas posteriores habían sido coronados en ceremonias restringidas, ya fuese en la Basílica de San Pedro o en la más exclusiva Capilla Sixtina —como fue en el caso de León XIII, San Pío X y Benedicto XV.
...los que se proclaman Cristianos es imposible no crean que Cristo fundó una Iglesia, y precisamente una sola...
...lo cierto es que Cristo Nuestro Señor instituyó Su Iglesia como Sociedad Perfecta, externa y visible por su propia naturaleza, a fin de que prosiguiese realizando, de allí en adelante, la Obra de la Salvación del género humano...
Esta Iglesia, tan maravillosamente fundada, no podía ciertamente cesar ni extinguirse; muerto su Fundador y los Apóstoles que en un principio la propagaron, puesto que a ella se le había confiado el mandato de conducir a la Eterna Salvación a todos los hombres, sin excepción de lugar ni de tiempo: "Id, pues, e instruid a todas las naciones".
...¿acaso faltará a la Iglesia el valor ni la eficacia, hallándose perpetuamente asistida con la presencia del mismo Cristo, que solemnemente le prometió: "He aquí que yo estaré siempre con vosotros, hasta la consumación de los siglos"?.
Por tanto, la Iglesia de Cristo no sólo ha de existir necesariamente hoy, mañana y siempre, sino también ha de ser exactamente la misma que fue en los tiempos apostólicos, si no queremos decir -y de ello estamos muy lejos- que Cristo Nuestro Señor no ha cumplido su propósito, o se engañó cuando dijo que las puertas del infierno no habían de prevalecer contra ella.
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