Faz adorable de Jesús,
mi amado noble Sello de la Divinidad;
me entrego a Ti con todas las potencias de mi alma,
y Te ruego humildemente imprimas sobre nosotros,
los rasgos de Tu semejanza divina. Amén.
Sor María de San Pedro, cuenta en su carta del 4 de Enero de 1848 la aparición de Santa Teresa de Jesús:
"Nuestra Santa Madre Teresa se me apareció esta mañana en el interior de mi alma. Es diputada de Dios para combatir a los enemigos de la Obra Reparadora (1), que los demonios quieren devorar.
Me dijo que esta obra sería el honor del Carmelo, y que estaba bien relacionada con el espíritu de nuestra santa vocación, cuyo fin es la Gloria de Dios y las necesidades de la Iglesia; por eso me apremió a dedicarme a ella con fervor.
Luego me recomendó la obediencia, haciéndome entender que Jesús obraba milagros para las almas que poseían esta virtud, y que ella misma había sometido siempre a la obediencia las comunicaciones que había recibido del Cielo.
Me hizo ver también con qué fidelidad debía cumplir todas mis observancias religiosas, la más pequeña de las cuales es muy agradable al Señor y puede enriquecerme con méritos.
Finalmente comprendí que Dios daba a la Obra una protección muy poderosa en nuestra Santa Madre, y a mí un consuelo muy dulce en mis penas.
Desde entonces, me siento vinculada de un modo muy especial a esta gran Santa, que ha tenido tanto celo por la Gloria del Altísimo. Ella me va a sostener en mi debilidad, y me ayudará a caminar en un camino espinoso."
NOTA
1) Sor María de San Pedro se refiere a la Obra Reparadora de la Santa Faz; "La saludable reparación a la Santa Faz es una obra divina, destinada a salvar a la sociedad moderna", diría el Papa Pío IX.
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