“Jesús parece estar en el extremo del sufrimiento: está postrado con Su Rostro en el suelo ante la majestad del Padre. El Sagrado Rostro de Aquel que vive en la Visión Beatífica de la Gloria Divina otorgada a los Ángeles y Santos del Cielo, yace desfigurado en el suelo.
¡Dios mío! Mi Jesús, ¿no eres Tú el Dios de Cielos y tierra, igual en naturaleza al Padre, que Te humillas hasta el punto de perder la apariencia humana? Todo esto para reparar y expiar mi soberbia, Te inclinas así ante el Padre”.
Padre Pío de Pietrelcina
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