jueves, 19 de marzo de 2020

FESTIVIDAD DE SAN JOSÉ, ESPOSO VIRGINAL DE MARÍA, PATRONO DE LA IGLESIA UNIVERSAL


Siervo fiel y prudente, constituido por el Señor 
cabeza de Su Familia para que a su tiempo la sustentara



               Del mismo modo que Dios designó al Patriarca José, hijo de Jacob, gobernador de todo Egipto para asegurar al pueblo el trigo necesario, así, cuando se cumplió el tiempo en que el Eterno había de enviar a la tierra a Su Hijo único para rescatar al mundo, escogió a otro José del que el primero era figura. Lo estableció Señor y Príncipe de Su casa y de Sus bienes; le confió Sus más grandes Tesoros. En efecto, José tomó como Esposa a María, la Virgen Inmaculada, de la que había de nacer, por obra del Espíritu Santo, Jesucristo, quien pasó ante los ojos de todos como hijo de José y le fue sumiso en todo. Aquel que tantos profetas y reyes deseaban ver, José no sólo lo vio sino que conversaba con él, lo abrazaba con ternura paternal y lo cubría de besos; con un cuidado y solicitud sin igual alimentaba a Aquel que se haría para los fieles pan de vida eterna.

               A causa de esta dignidad sublime que Dios confiere a su servidor fiel y solícito, la Iglesia siempre ha honrado y exaltado a José con un culto excepcional, aunque inferior al de la Madre de Dios. Siempre, en horas críticas, la Iglesia ha implorado su ayuda... Por esto, declaramos solemnemente a San José Patrón de la Iglesia Católica.


Papa Pío IX
Decreto “Urbi et Orbi” , 8 de Diciembre l870





SOBRE EL CULTO A 
NUESTRO PADRE Y SEÑOR SAN JOSÉ 


              "...es conveniente que el Pueblo Cristiano se acostumbre a invocar con piedad ferviente y espíritu de confianza, juntamente con la Virgen Madre de Dios, a Su Castísimo Esposo San José, lo que tenemos la certeza de que ha de ser grato y conforme a los deseos de la misma Santísima Virgen..."


Papa León XIII 
Encíclica "Quamquam pluries", 15 Agosto de 1889




NUESTRO PADRE Y SEÑOR SAN JOSÉ, 
VIVE EN CUERPO Y ALMA EN EL PARAÍSO


               Acerca de la piadosa creencia de que el Glorioso San José, al morir para este mundo, no conoció la corrupción de la carne puesto que fue resucitado y ascendió a los Cielos con Cristo Nuestro Señor, son múltiples los teólogos, Santos y Videntes, que aseguran que San José, en virtud de los muchos privilegios con los que Dios lo bendijo, al tiempo de colmarlo de virtudes, indispensable estado para educar a Jesús Nuestro Señor, además de morir en los brazos de su Esposa María y del Redentor, obtuvo tras su muerte, el privilegio singularísimo de resucitar y ascender al Cielo en cuerpo y alma, compartiendo así la misma gracia que la Virgen Purísima.

              Al respecto de la incorrupción de San José dejó escrito San Francisco de Sales:"¿Qué nos queda ya que decir sino que no debemos dudar ni en un punto que este Glorioso Santo tenga gran valimiento con aquel que lo magnificó hasta llevárselo consigo en cuerpo y alma al Cielo?...Si es verdad lo que debemos creer que en virtud del Santísimo Sacramento que recibimos en nuestros corazones, nuestros cuerpos resucitarán en el Día del Juicio, ¿cómo podemos dudar que Nuestro Señor haría subir consigo al Cielo en cuerpo y alma al Glorioso San José, que mereció la honra y la gracia de llevar con tanta frecuencia en sus benditos brazos a Jesús que en ellos tanto se complacía? ¡Cuántos besos le dio tiernamente con su boca bendita para recompensar en algún modo sus trabajos! Luego, sin duda ninguna, San José está en el Cielo en cuerpo y alma."(Sermón de San José)

               Por su parte, San Bernardino de Siena lo afirma claramente: "Piadosamente se ha de creer, pero no asegurar, que el piadosísimo Hijo de Dios, Jesús, honrase con igual privilegio que a Su Santísima Madre, a Su padre putativo; de modo que como a Ésta la subió al Cielo Gloriosa en cuerpo y alma, así también el día de Su Resurrección unió consigo al Santísimo José en la Gloria de la Resurrección; para que como aquella Santa Familia –Cristo, la Virgen y José- vivió junta en la laboriosa vida y en gracia amorosa, así ahora en la Gloria feliz reine con el cuerpo y alma en los Cielos" (Sermo de S. Joseph, a. 3)

               En épocas más recientes, teólogos como el Padre Bonifacio Llamera, O.P. sentencian al respecto de la posibilidad de que San José esté glorioso en el Cielo en cuerpo y alma: "Parece razonable que la Familia Sagrada, integrada por Jesús, María y José, predestinada a iniciar la nueva vida divina del linaje humano con anterioridad a todos los demás cristianos, inicie también la Vida Gloriosa de la Resurrección con anterioridad a todos los demás. Verdad es que Jesús y María son muy superiores a San José, pero esa superioridad no obstó para que el Santo Patriarca perteneciera a la Sagrada Familia y con nexo tan entrañable como el esponsal y paternal. No parece, pues, que estando ya resucitado Jesús, esté sin resucitar Su padre, y estando ya resucitada María, esté sin resucitar Su dignísimo Esposo..."

               "...podemos, por tanto, creer que San José, nuestro amantísimo Patriarca, ha triunfado ya en cuerpo y alma, gozando como todos lo otros Santos y de un modo absoluto, de la vida del alma, y también de la vidas del cuerpo, que a él principalmente le es debida, en la divina e inseparable compañía de Jesús y de María" (La teología de San José, p. II, c. 6) 



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