Tipos de reliquias
La Iglesia Católica, siguiendo la Sagrada Escritura y la Tradición, reconoce tres grupos de reliquias:
- Las de primera clase: tomadas del cuerpo del santo (hueso, carne, pelo…), como los huesos del profeta Eliseo, que hicieron resucitar a un muerto (II Reyes, 13, 21).
- Las de segunda clase: objetos que usaron en vida (rosario, libros, indumentaria…), como la capa de Nuestro Señor, que como antes citamos, con sólo tocarla la hemorroísa, quedó curada.
- Las de tercera clase: cualquier objeto tocado a una reliquia de primera clase o a la tumba del santo (normalmente pequeños trozos de tela). Ejemplo de ello, -como ya vimos antes- eran los paños que tocaban al cuerpo del apóstol San Pablo.
Las reliquias de primera clase se dividen a su vez en tres tipos:
- Reliquias insignes: cuerpos enteros o una parte completa de él (cráneo, una mano, una pierna, un brazo), como también algún órgano incorrupto (como la lengua de San Antonio de Padua, el cerebro de Santa Margarita de Alacoque, el corazón de Santa Teresa, etc).
- Reliquias notables: partes importantes del cuerpo pero sin constituir un miembro entero (la cabeza del fémur, una vértebra, etc)
- Reliquias mínimas: astillas de huesos o pequeños trozos de carne.
La Iglesia manda guardar las reliquias -sobre todo las de primera clase- en “relicarios“, que tienen consideración de vasos sagrados; a lo largo de la historia, los relicarios han dado lugar a verdaderas obras de arte de la orfebrería. Pueden tener diferentes formas, dependiendo del tamaño de la reliquia que conserven; en los casos de cuerpos enteros, se emplea un cofre-relicario llamado capsa, mientras que si es una parte del cuerpo, el cofre es algo más pequeño y recibe el nombre de capsella. Las reliquias mínimas se guardan en una teca.
Para exponer las reliquias, se usan ostensorios, que son como pequeñas custodias; antiguamente se colocaban sobre el altar, en medio de los cirios. El día de la festividad del santo del cual se conserva alguna reliquia, es costumbre que ésta se exponga a la veneración y se dé a besar a los fieles.
Es realmente importante, para nosotros los católicos, guardar con verdadera devoción las reliquias de aquellos bienaventurados que alcanzaron la unión perfecta con Cristo, a ellos les rogamos con humildad para que intercedan por nosotros. Gracias Juan Diego +
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